45 años de ayuntamientos democráticos

Román Rodríguez

Román Rodríguez

El pasado 3 de abril se cumplieron 45 años de las primeras elecciones democráticas municipales tras la dictadura franquista. Pese al global triunfo de la Unión de Centro Democrático (UCD), significaron la llegada de las izquierdas al gobierno de muchos de los municipios más poblados, gracias a la alianza entre el PSOE y el PCE. En Canarias el proceso tuvo características peculiares, como el éxito de la Unión del Pueblo Canario (UPC) y de distintas formaciones asamblearias municipalistas, aunque la UCD ganó ampliamente en votos y en ediles electos. De los 87 municipios canarios de entonces, solo tres terminarían siendo regidos por alcaldesas. La democracia municipal que se inició aquella primavera de 1979 fue muy importante para comenzar a superar una realidad de enormes carencias de todo tipo en infraestructuras y servicios.

En el Estado, la UCD fue la vencedora en votos, cinco millones de papeletas frente a los 4,6 millones que obtuvieron los socialistas, y en número de ediles electos, 28.960, muy lejos de los 14.684 de las candidaturas electorales independientes, los 12.059 del PSOE, los 3.727 del PCE y los 2.339 de Coalición Democrática. Convergencia i Unió (CiU) obtuvo 1.756 y el Partido Nacionalista Vasco (PNV), 1.079.

Entre otras alcaldías, la izquierda conseguiría las de Madrid (Enrique Tierno Galván), Zaragoza, Valencia, Sevilla, Barcelona, Valladolid o Córdoba (Julio Anguita), mientras que el PNV lo hizo en las tres capitales vascas, con gobiernos con el PSOE en Bilbao y San Sebastián, y con UCD en Vitoria. Las cuatro catalanas las ganó el PSC-PSOE, apoyado por el PSUC, al que se sumó ERC en el caso de Lleida.

En Canarias fue también contundente la victoria de la UCD en aquella histórica jornada: casi 600 concejales y concejalas consiguió el partido que entonces presidía Adolfo Suárez, frente a los 300 de las candidaturas independientes, los 214 del PSOE, los 38 del PCE, los 30 de Coalición Democrática y los 29 de la Unión del Pueblo Canario (UPC). La constitución de la mayoría de los ayuntamientos se produjo el 19 de abril. Los centristas terminarían dirigiendo un 58% de las alcaldías del Archipiélago.

Fortaleza de UCD

La enorme fortaleza de la UCD en nuestro Archipiélago ya se había mostrado claramente un mes antes en las elecciones generales celebradas tras la aprobación de la Constitución. Obtuvo más del 58% de los votos y nueve de los trece escaños en juego. Las otras cuatro actas se las repartieron PSOE (3) y UPC (1). En las elecciones municipales sucedería otro tanto. La formación centrista sacó entonces en la Islas el 42,77% de los votos válidos, ganando la mayoría de las alcaldías. Por detrás quedaron las candidaturas independientes, con casi el 20% de las papeletas, el PSOE (17,62%), la UPC (11,4%) y el PCE (4,96%), muy por debajo de sus expectativas pero que lograría las alcaldías de Santa Cruz de La Palma y Tazacorte.
Respecto a las ciudades más pobladas, Manuel Bermejo, de la UPC, mediante un pacto con el PSOE y AV, se puso al frente de la corporación municipal de Las Palmas de Gran Canaria, un gobierno que apenas duraría un año. En Santa Cruz de Tenerife, Manuel Hermoso (UCD) estrenaría alcaldía, aunque sin las mayorías absolutas de posteriores mandatos ya con una marca partidaria local. En La Laguna el bastón de mando quedó en manos del pintor Pedro González, del PSOE, con el apoyo de la UPC, Asamblea Lagunera y PCE. Y en Telde, Paco Santiago, con Asamblea de Vecinos apoyada por distintos grupos progresistas, inauguraría un período de alcaldías que, con alguna interrupción, se prolongaría hasta las primeras décadas de este siglo.

Asamblearias

Formaciones asamblearias de origen vecinal también cosecharían un éxito importante en el sureste de Gran Canaria, caso de Roque Aguayro en Agüimes y de Asamblea de Vecinos en Santa Lucía de Tirajana, donde Carmelo Ramírez se convertiría en uno de los alcaldes más jóvenes del Estado español. Otros grupos asamblearios fueron surgiendo y se consolidarían en los siguientes comicios locales, los de 1983, en islas como Fuerteventura o El Hierro.

La presencia de mujeres era entonces muy reducida en las planchas electorales y, aún más, en sus cabeceras. En el conjunto del Estado fueron elegidas un centenar de alcaldesas en los más de 8.000 consistorios, es decir, solo en torno al 1,2%. Tres de ellas, todas de la UCD, en municipios canarios: Amparo Torres Pérez (Betancuria), Hermas Concepción Méndez (Villa de Mazo) y Mari Nieves Martín Rodríguez (Tijarafe). Ahora, tras los comicios de mayo de 2023, hay en Canarias 17 alcaldesas, cifra inferior a las 22 del mandato 2019-2023. Y en el Estado cerca de 2.000, aproximadamente el 25% del total.

Los nuevos equipos de gobierno llegaron a los ayuntamientos con nula experiencia en la gestión y con el grave inconveniente de disponer de muy escasos recursos económicos para hacer frente a las enormes necesidades que presentaban nuestras ciudades y pueblos. Con carencias en infraestructuras de todo tipo: alcantarillado, alumbrado, abastecimiento de aguas, instalaciones educativas, culturales o deportivas… Pero, desarrollando un enorme esfuerzo, iniciaron un proceso de profunda transformación que hoy, 45 años después, debemos reconocer como muy valioso. Impactando de forma positiva en la mejora de la calidad de vida de sus ciudadanos y ciudadanas. A lo que también contribuyó el significativo papel de los cabildos insulares y el conjunto de prestaciones y servicios que brindan a la ciudadanía.

Un esfuerzo que más tarde pudo llegar a niveles superiores con la mejora de la financiación municipal y con los avances sociales que supuso la democracia y el autogobierno. Con hitos como la Ley General de Sanidad de Ernest Lluch de 1986. Con el enorme impulso en materia educativa que dio el primer Gobierno canario de Jerónimo Saavedra (1983-1987), creando una extensa red de centros educativos en todo el Archipiélago. Con el significativo desarrollo sanitario tras las transferencias en 1994 que me correspondió la responsabilidad de impulsar, con la creación y desarrollo del Servicio Canario de Salud y un exponencial aumento de instalaciones sanitarias. Con el incremento del autogobierno en las reformas estatutarias de 1996 y 2018. Con la consolidación del REF y de nuestro estatus diferencial en la Unión Europea.

Máximo autogobierno

Resulta importante reseñar que aquellos gobiernos municipales no se quedaban solo en la solución de los pequeños y graves problemas locales, aunque esta fuera su dedicación principal. Muchos se implicaron también en los grandes debates políticos de aquella etapa. Así ocurrió en el compromiso de buena parte de los ayuntamientos en la defensa de la vía del artículo 151 de la Constitución para la construcción de la autonomía canaria, exigiendo que nuestra tierra tuviera los máximos niveles de autogobierno. Aunque la derecha finalmente impuso la más restrictiva del artículo143, sin referéndum de ratificación, además. O en los movimientos contra la instalación de bases militares y a favor de la neutralidad de Canarias, así como en las incipientes luchas medioambientalistas.

En Nueva Canarias-Bloque Canarista (NC-bc), formación con una dilatada y fructífera trayectoria municipalista, creemos firmemente en la importancia del trabajo que se desarrolla en los ámbitos locales y en la vinculación coherente de este con el proyecto global de Canarias y los retos de su autogobierno. Desde la apuesta consecuente por el desarrollo sostenible, la extensión de las energías renovables, la mejora de los servicios públicos, el trabajo por alcanzar los mayores niveles de equidad social, el acceso a la vivienda, la solidaridad y la paz, así como la defensa de la identidad canaria. Esas son nuestras banderas. Como opción transformadora, el canarismo progresista debe persistir en esos ineludibles compromisos.

Román Rodríguez es presidente de Nueva Canarias-Bloque Canarista (NC-bc).