Editorial: Nos chupamos el dedo. Somos tontitos…
12 de enero /El Diario de Canarias
Nos han engañado tanto que piensan que ya cuela todo.
Lo de la Infanta Cristina es de preocupar.
Nos explicamos.
Ayer, un abogado indocumentado o demasiado listo, argumentaba sin caérsele la cara de vergüenza.. «Que la Infanta había firmado todo lo que le había puesto por delante el gran Urdarain por amor», que no se había preocupado de calibrar si lo que hacía estaba bien o mal, o simplemente no cuestionaba, ni se le pasaba por la cabeza que su marido, el presunto y altivo «chorizo» D. Iñaki, estaba cometiendo una serie de irregularidades, digna del más común de los delincuente .
El susodicho abogado, que cuestionaba con esta manifestación la inteligencia o la «bobez» de los españoles, dejaba abierta una posibilidad de recurso a la imputación de la Infanta Cristina. Como el tema no coló, se sacan de la manga que la Infanta declara voluntariamente, cuando todo el mundo sabe que está imputada y que no va a tener más remedio que sentarse ante el «malvado y persistente juez» Castro, le guste o no le guste.
¿Se imaginan la cantidad de presos que podrían salir de la cárcel por meterse en líos por «amor»?
¿Porqué no abordan y dicen la verdad en un caso, que aparentemente es tan evidente?
¿Qué importa si el poderío de la Casa Real les dá para meter en un fregado de padre y muy señor mío a un abogado tan prestigioso como Mikel Roca?
Las imágenes que se ven en informativos televisivos son de preocupar, todos sonrientes como si no pasara nada, no dando excesiva importancia a una imputación que puede traer duras consecuencias a la Infanta y por «ende» a la mismísima Monarquía.
¡Esto es de locos…!
¿Será que volvemos a viejos tiempos, donde el todopoderosos Jefe de Estado decía.. «todo está atado y bien atado»?
Seguro, que si la Infanta no hubiese dado con el ambicioso jugador de balonmano Urdangarin, no estaría en esta tesitura, de eso estamos convencidos, entre otras cosas porque no tenía necesidad, pero si el amor le ha llevado a racanear de esta manera tendrá que asumir las consecuencias, o en su momento haberle dicho a su «friki» compañero…
«¡En esto no te sigo..»