Entrevista a Aïda Ballman: “Estar rodeados por el mar nos ofrece una mirada al mundo que nos puede dar alas”
01 de Octubre 2024
– La directora artística del festival Insularia- Islas en red valora las novedades y objetivos de una cita que alcanza su octava edición y que volverá a recorrer las ocho islas canarias
– “No solo queremos entretener, sino también invitar a la reflexión”
Insularia – Islas en red arranca esta semana su octava edición, en una cita en la que el cine producido en las islas del mundo volverá a ser protagonista, recorriendo todo el Archipiélago con películas y actividades dentro de un festival que continúa creciendo y ampliando su programa. Su directora artística, Aïda Ballmann, reflexiona sobre los orígenes, contenido y objetivos de un proyecto que surge “como un elemento de conexión con otras islas del mundo, con diferentes culturas pero interconectadas por el océano”.
Insularia cumple en este 2024 su octava edición como el único festival de habla hispana que programa exclusivamente cine producido en islas. ¿Cómo surge este planteamiento y qué objetivos se persiguen desde la dirección del evento?
A partir de la observación de cómo vivimos en Canarias, con las limitaciones pero también con el elemento de conexión que supone el Atlántico, surge una metáfora muy bonita: el agua es la frontera con otras islas del mundo que tienen diferentes culturas y que están interconectadas por el océano. Por otro lado, buscamos ser un referente para el enriquecimiento social y cultural, aportando nuevas ideas que se transmitan a través del arte y uniendo a la población a la hora de ir a ver el cine. La gran mayoría del festival, además de ser itinerante tanto entre los municipios de el Hierro como por el resto de islas, se proyecta en las plazas de los pueblos, por lo que buscamos recuperar el volver a vernos las caras no en una pantalla sino en un entorno abierto como antiguamente, cuando la gente compartía su tiempo al aire libre. A eso le sumamos el objetivo de impulsar la industria audiovisual de Canarias, especialmente en las islas menores, que están menos dañadas por el turismo masivo, y que conservan una naturaleza muy auténtica que debe ser mostrada y disfrutada en el cine, a través de una pantalla, en otros lugares del mundo.
El festival focaliza cada edición su mirada en una isla, que se convierte en invitada y protagonista, papel que este año corresponde a Islandia. ¿Qué mirada particular aporta el cine realizado en el país?
Cuando estábamos preparando la programación de este año me llamó la atención cómo combinan los cineastas islandeses los paisajes con el mundo interior de los personajes. Son historias más contemplativas, pero no por ello carecen de conflicto. Los personajes tienen un mundo, tienen nudos que deben irse deshaciendo poco a poco y a veces se complican. Como recurso, los cineastas han usado mucho el paisaje islandés, de tonos fríos, azules, verdes, marrones… Con muy pocos edificios, muy limpios, que inspiran una soledad y un silencio como si los pudieras palpar. Me gustó mucho la forma de describir el país a través del cine, y el hecho de que el paisaje fuera un elemento tan fundamental a la hora de explicarnos el mundo interno de los personajes.
Además de Islandia, la programación de este Insularia incluye también films de Canarias, Filipinas, Grecia, República Dominicana, Cuba, Puerto Rico o Haití, entre otros. ¿Hay alguna particularidad común al cine desarrollado en islas, pese a partir de contextos tan dispares?
Hay algo que se puede intuir, y creo que tiene mucho que ver en cómo se construye una forma de ser de las personas que viven en las islas, independientemente de la parte del mundo en el que estén. El hecho de estar rodeados por el mar nos ofrece una mirada al mundo que nos puede dar alas, hacernos soñar, o nos puede limitar por no tener ningún interés en trascenderlo, porque estamos contentos con nuestro universo en la isla en la que estamos. En ese sentido el agua que nos rodea nos une y, a la vez, nos separa; ese elemento nos condiciona como sociedad y luego se revierte en la esencia de estas historias que podemos ver en los cortometrajes de la sección Panorama.
Insularia va mucho más allá de la mera proyección de películas, con secciones comprometidas con la sostenibilidad o el feminismo. ¿Se puede entender actualmente el cine, especialmente el independiente, al margen del compromiso social?
El cine es un elemento de entretenimiento antes que nada, pero nosotros queremos ir un poco más allá, en el sentido de que consideramos que el arte va de la mano de nuestra actualidad y es el reflejo de nuestra realidad a través de las historias que se cuentan. No solamente queremos entretener, sino también invitar a la reflexión: que el espectador pueda sentir empatía con el personaje que está en la pantalla y verse identificado con su vida para permitirse a sí mismo hacerse preguntas. En ese sentido, la sostenibilidad o el feminismo son dos temas muy actuales y necesarios de ser revisados. De hecho, la sostenibilidad es un pilar que tenemos en Insularia: queremos llamar la atención en ir cambiando poco a poco conciencias y actitudes. En cuanto al feminismo, se ha progresado en los últimos años, señalando aquellas actitudes machistas normalizadas que no son correctas y que son injustas para la mitad de la sociedad. Queremos ofrecer una manera de reeducarnos como sociedad a través del cine.
Insularia conserva su carácter itinerante, recorriendo a lo largo de su programa las ocho islas canarias. Desde el punto de vista organizativo y logístico no debe ser sencillo levantar toda esa “infraestructura”…
Ha sido el resultado de un trabajo constante de ir haciendo conexiones con las diferentes islas. Nuestro objetivo siempre era llegar a los últimos rincones del Archipiélago y que se pueda disfrutar del cine de una manera auténtica, al aire libre, ya que nuestro clima nos lo permite. El carácter itinerante no sólo ocurre en las ocho islas sino también en El Hierro, la sede principal del festival. Además de la programación oficial tenemos muchas actividades paralelas en las que vamos de un municipio a otro y tratamos de involucrar a los diferentes sectores sociales, para que todos puedan disfrutar de un taller, una proyección con charla con directores y productores que aporten cómo ha sido el proceso de rodaje, responder a preguntas…
Independientemente de la isla que acoja a lo largo del festival las proyecciones y de los filmes protagonistas, la acogida de Insularia ha sido siempre positiva desde los inicios. ¿Está la sociedad necesitada de un cine que se aleje un poco de los convencionalismos del mainstream?
Creo que es interesante ofrecer una oferta más variada de cómo ver el cine. El mainstream lo tenemos todos en nuestras casas y es una forma fácil de entretenernos y muy divertida, pero el tener esta otra alternativa de salir a la calle, ver una película en una plaza, con tus vecinos y poder contar con una charla posterior con el director o productor… es algo que va más allá de estar sentado en el sofá. Además, este año contamos con la colaboración de Mercahierro, que ofrece en algunas de nuestras proyecciones una degustación de productos herreños para que el público no solamente disfrute a través de los ojos y los oídos, sino también de otro sentido como es el del gusto.
Echando la vista atrás, ¿en qué ha crecido Insularia en los últimos años y cuáles son los próximos retos para futuras ediciones?
En esta edición hemos dado un salto enorme en cuanto a lo que ofrecemos. Hemos dado una estructura más consolidada a la programación, donde no solamente tenemos la Isla Invitada y Panorama, como compendio de películas de diferentes islas del mundo, sino que también hemos incluido Km 0, cine hecho en El Hierro. Hemos incluido un nuevo destino dentro del Festival, Sabinosa, el punto más occidental de España; introducimos la gala de clausura, entregando el Premio Panorama al mejor cortometraje; tenemos también el premio Isla Verde, otorgado por el Festival Isla Verde de la mano de Jorge Perugorría… Queremos seguir creciendo como festival para que El Hierro, que no tiene cine físico, sienta el cine como parte de su cultura y como una ventana para conocer el mundo y, por otro lado, fomentar que se sigan rodando películas en aquellas partes de Canarias donde es más difícil acceder pero donde la riqueza paisajística se hace valer.