Campus América afronta los problemas administrativos y de confianza que implica crear titulaciones internacionales

16 de Octubre 2024

La mesa institucional de Campus América celebrada hoy, martes 15 de octubre, ha afrontado las dificultades que conlleva crear titulaciones internacionales ya sea entre instituciones latinoamericanas, entre España y América y dentro de Europa. Aunque los contextos son muy diferentes y suponen desafíos específicos, las grandes problemáticas son similares: crear un sistema de reconocimiento y homologación de esas titulaciones; superar trabas administrativas que pueden ralentizar el proceso de creación y su gestión posterior; solucionar dificultades logísticas derivadas de cuestiones como las diferencias horarias; e incluso limar las suspicacias que puedan darse entre instituciones y países, generando un necesario clima de confianza mutua.

La mesa estuvo moderada por el vicerrector de Docencia de la Universidad de La Laguna, José Manuel García Fraga. El primer ponente en participar fue, de manera online, Marcos Zambrano Zambrano, rector de la Universidad Laica Eloi Alfaro de Manabí de Ecuador, quien explicó la gran evolución que la educación superior de su país ha experimentado desde 2010, dentro de la cual la internacionalización es uno de los grandes retos que deben solventarse.

En ese sentido, puso sobre la mesa la necesidad de conseguir la homologación entre los títulos de las universidades implicadas en ese proceso. Criticó que las agencias de acreditación que deben homologar las titulaciones y los acuerdos entre universidades pongan mucho énfasis en las publicaciones y la investigación, pues a su juicio también deberían tener en cuenta la posibilidad de establecimiento de redes de colaboración y la contribución que las universidades pueden hacer al desarrollo regional.

Zambrano recapituló los desafíos que su país desea afrontar es aspectos como la una producción agraria a mayor escala y más allá de los cultivos clásicos de exportación como el cacao o el banano, llegar a estándares tecnológicos internacionales y, en suma, crear una oferta formativa que pueda contribuir a la mejora de la economía nacional y, por tanto, la sociedad en general.

Roberto Escalante, secretario general de la Unión de Universidades de América Latina y Caribe (UDUALC), comenzó señalando que el reconocimiento de títulos es “un nudo gordiano difícil de deshacer” porque, si bien es una aspiración importante, encuentra muchos obstáculos de carácter estructural e, incluso, de estatus: a su juicio, las grandes universidades miran por encima del hombro a las más pequeñas y esto hace que el reconocimiento de títulos no avance suficientemente porque existe esa dinámica de desconfianza. Esto provoca que las universidades latinoamericanas y caribeñas tengan más relación con centros de fuera de sus regiones que de dentro.

Escalante también incidió en comprender la naturaleza de lo que se reconoce: porque el título por sí solo no expresa exactamente qué clase de especialista hay detrás de esa titulación, cuáles son sus habilidades concretas y sus enfoques. “El tema que debemos aclarar es qué tipo de conocimientos estamos reconociendo, porque al final del día los egresados y egresadas deben tener unos conocimientos comunes”.

El ponente también alertó de que el mercado se va a convertir en un factor que podrá afectar al reconocimiento de títulos y la propia educación superior en general, con la irrupción de las universidades privadas, que se había postergado en Europa pero también ha acabado llegando. En el debate posterior, agregó que otra dificultad para la convergencia americana es la falta de fondos que existe, con la mayoría de países latinoamericanos recortando sus presupuestos para educación e investigación.

Rebeca Castellanos Gómez, rectora de la Universidad Nacional de Educación de Ecuador, centró su intervención en explicar cómo su universidad logró poner en marcha una maestría en Educación conjuntamente con la Universidad de Barcelona, con cuatro especialidades: lengua y literatura, matemáticas, geografía e historia y orientación educativa. Un proyecto que contó con el apoyo del Ministerio de Educación de Ecuador y tuvo 3,5 millones de dólares de financiación por parte del Banco Mundial

Castellanos relató las grandes dificultades administrativas que conllevó recibir la aprobación del título por parte de las autoridades educativas ecuatorianas, ya que cuestiones admitidas en España, como el hecho de tener cuatro especialidades, no eran reconocidas por el país americano. Tras meses de negociación, se pudo firmar el convenio que posibilitó la creación de este título que era común y que daba la opción al alumnado de cursar una titulación optativa de la Universidad de Barcelona.

El objetivo del título era capacitar a los docentes ecuatorianos, y por ello los 460 participantes en la maestría fueron seleccionados por el ministerio ecuatoriano, entidad que participó en el diseño del programa formativo. La universidad española llevó gran parte de la docencia y puso la plataforma tecnológica, lo cual resultó problemático en la logística de los horarios de impartición de clases asíncronas y tutorías, por la diferencia horaria entre España y Ecuador.

Luis Francisco Brotóns Muró, director del Instituto Iberoamericano de Educación Permanente en Uruguay, participó aportando su doble dimensión española y uruguaya, ya que hace veinte años fue desde la Universidad Politécnica de Valencia al país americano para poner posgrados en marcha y, lo que iba a ser una estancia de dos años, se convirtió en una residencia permanente que le permite tener una doble perspectiva.

También se refirió a las grandes dificultades administrativas que conlleva la redacción y aprobación de convenios, con retrasos que crean fricciones. Un obstáculo en el avance de la internacionalización son las suspicacias entre países, pues al fin y al cabo, se trata de dejar acceder a alumnado foráneo que muy bien podría convertirse en un futuro competidor en el mercado laboral con la población nacional. Por ello, una solución de éxito suele ser determinar cuotas de matriculados a cada país implicado en cada título común.

Brotóns reflexionó que, si bien Mercosur no ha sido muy exitoso en lo económico, sí lo ha sido en lo educativo, promoviendo un gran avance al Espacio Iberoamericano de Educación Superior gracias a determinadas iniciativas y programas mutuos como MEXA, una movilidad académica entre varios países centrada en las tres grandes áreas de interés de Mercosur: agronomía, ingenierías y medicina. Así, consideró el espacio iberoamericano más abierto y criticó la poca flexibilidad del sistema español, que ni siquiera ha sido capaz de impulsar títulos de grado comunes.

Finalmente, José Francisco Sigut Saavedra, profesor titular del área de Ingeniería de Sistemas y Automática de la Universidad de La Laguna, explicó la experiencia europea, pues él es miembro del comité directivo de la alianza europea STARS EU, a la cual pertenece la institución tinerfeña junto a otras ocho universidades del continente, caracterizadas por ser no capitalinas y muy implicadas con el desarrollo regional.

El ponente resumió grandes hitos de la convergencia formativa europea, como la propia creación del Espacio Europeo de Educación Superior y, sobre todo, el programa Erasmus, existente mucho antes del llamado proceso de Bolonia y que ha sido un instrumento de éxito que ha facilitado la movilidad de todos los sectores de la comunidad universitaria, se ha abierto a todos los niveles educativos y terceros países, y ha creado formatos de titulaciones compartidas de corta duración de gran éxito, los Blended Intensive Programs (BIP).

Explicó que la gran aspiración de la Comisión Europea es crear los European Degrees, titulaciones de grado reconocidas automáticamente por toda Europa, algo hasta ahora imposible porque los países tienen diferentes criterios nacionales para homologar los títulos. La idea es elaborar grandes criterios europeos por encima de los estatales, lo cual se está negociando ahora con no pocas dificultades. El propósito es tenerlos en 2025 y, tres años después, comenzar con esos grados títulos comunitarios, si bien Sigut recomendó tener “prudencia” con esas aspiraciones.