El reto del agua
Casimiro Curbelo
La crisis hídrica es una realidad patente en nuestras islas. Ya nadie puede negar que la sequía prolongada que venimos padeciendo desde hace años ha comenzado a hacer estragos en muchas zonas de cultivo de Canarias, poniendo en jaque los actuales sistemas de abastecimiento en muchos de estos territorios, y abriendo camino a múltiples soluciones ante la merma de la capacidad de generación de los pozos y nacientes.
Leonardo Da Vinci decía que el agua es la fuerza motriz de toda la naturaleza. Y estaba en lo cierto. Este elemento no sólo mueve el mundo, sino que ha sido motivo de conflictos cuando se han vivido etapas de carencia. Es cierto que los tiempos han cambiado, y hoy disponemos de numerosas herramientas para mitigar esta falta, pero ante todo es necesario disponer de una planificación real.
Lo hemos hecho cooperando con los ayuntamientos para minimizar las pérdidas en red o cofinanciando mejoras en infraestructuras hidráulicas de ámbito municipal a través del Plan de Cooperación en Obras y Servicios, sin olvidar los recursos que otorgamos directamente a las comunidades de regantes para que hagan lo propio con sus instalaciones, porque el desafío que tenemos con el agua es un asunto vital para esta isla.
Si bien es cierto que en estos años nos hemos ido preparando con la construcción de dos infraestructuras de desalación a punto de entrar en funcionamiento, también es cierto que esta no puede ser la única pieza que utilicemos para atajar este problema, sino una suma en la que deben materializarse otras actuaciones que el Estado aún no ha concluido como el sondeo del Barranco de La Negra, en Alajeró; la Galería de Ipalán, en San Sebastián de La Gomera; o la Galería de El Altito, en Valle Gran Rey.
Estas semanas hemos elaborado una hoja de ruta para dotar a La Gomera de más y mejores medios técnicos y materiales para atender esta situación. El plan de trabajo diseñado tiene una inversión de 46 millones de euros y aglutina 22 proyectos en cuatro ejes: encauzamiento de barrancos, depuración de aguas, actuaciones para agua potable y en agua de riego.
Esta apuesta estratégica no solo busca optimizar más los recursos, sino que también asegura la coherencia en la planificación de La Gomera que queremos. Al igual que hacemos en materia energética o de bienestar social, las administraciones públicas tenemos que velar por garantizar la accesibilidad a este bien tan preciado y no sólo para el consumo humano, también para que nuestro sector primario sea capaz de mantener su actividad.
Superar el desafío hídrico requiere de la colaboración de todos: administraciones locales, regionales y estatales, junto con el compromiso de la ciudadanía. Solo con una acción coordinada será posible transformar esta crisis en una oportunidad para innovar y construir un futuro sostenible.
Ese es el compromiso que tenemos en La Gomera con una gestión responsable y sostenible del agua, asumiendo el papel como garante de este recurso esencial para sentar las bases de un modelo hídrico más resiliente, donde el agua deje de ser una preocupación y se convierta en una fortaleza para la isla.