Islas afortunadas (pero sólo desde fuera)…

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Según la mitología griega, había unas islas salvajes, una vez pasadas las columnas de Hércules (el estrecho de Gibraltar), donde las almas encontraban la paz y el descanso eterno. Dentro de esas islas (la Macaronesia) estaban Madeira, Cabo Verde, Azores, Islas Salvajes y Canarias. De ahí el nombre de Afortunadas. Pero afortunadas ¿para quién?…

 

Fue Plinio el viejo, quien nombró por primera vez en un texto a Canarias. Fue en ese mismo texto cuando se usó el calificativo de «afortunadas» relatando la impresión que de las islas tuvo el rey Juba II de Mauritania cuando pasó por aquí en el año 40 A. C. Mucho ha llovido desde entonces…

 

Posiblemente el término de «afortunadas» siga siendo correcto. Pero, como en aquella lejana época, sólo lo sea visto desde fuera. Desde muy afuera. Tan afuera como para poder comprar viviendas como «quien compra churros», sin necesidad, no ya de vivir aquí, sino sin siquiera haber pisado nunca (ni tener la menor intención de hacerlo), esta tierra abandonada a su suerte…

 

Los canarios cada vez más, no podemos sentirnos «afortunados». No tenemos apenas posibilidad de encontrar vivienda, ni en propiedad ni en alquiler. Los grandes tenedores (esos de fuera, de muy fuera) se están quedando con todo. Y lo poco que queda está a precio desorbitado. Y no parece que el Gobierno de Coalición Canaria y el Partido Popular vaya a hacer nada por cambiarlo. Todo se les queda en bonitos discursos llenos de palabras vacias. En un Decreto de Vivienda que no resuelve nada, que no sólo sigue permitiendo que foráneos sigan adquiriendo nuestras viviendas, sino que además deja clara la intención de retomar la senda del ladrillo, de acuerdo con los profesionales del sector. Con el foco puesto (como siempre) en la vivienda privada frente a la pública…

 

Añadamos que Canarias lidera el incremento del precio de la vivienda (que ya supera en cerca de un 8% el máximo alcanzado durante la burbuja inmobiliaria) mientras seguimos teniendo los segundos salarios más bajos de todo el Estado español. Pero somos, eso sí, líderes en turismo. Toda una potencia turística. Cifras record en ocupación. Negocio para los grandes empresarios turísticos (mayoritariamente de fuera) y miseria para los canarios, destinados a limpiarles las suites y servirles las copas a los turistas…

 

Quizás parte de culpa la tenga nuestro continuo problema en Educación. Seguimos sin alcanzar el 5% del PIB que debía haberse logrado ya. Sin una Educación y una Formación adecuadas seguiremos tragando lo que nos echen, ocupando los puestos profesionales más bajos y salarios de miseria. Pero claro, el Gobierno de Fernando Clavijo y compañía no ha tenido tiempo para esas cosas. Coalición Canaria sólo lleva gobernando las islas desde 1993, con un breve interludio (la anterior Legislatura)…

 

También somos segundos a nivel estatal en riesgo de pobreza y exclusión social, con un 33,8% de la población bajo esa amenaza. En contrapartida, tenemos una tasa de inflación superior a la media estatal, sólo por detrás del País Vasco, pero claro: los sueldos no son los mismos. El País Vasco tiene el salario medio más alto frente a nuestra penúltima posición. Nuestra cesta de la compra continúa disparada, sobre todo en lo que respecta a productos de alimentación, algo de lo que seguimos dependiendo del exterior…

 

Continuamos con retrasos en las listas de Sanidad y de Dependencia. Más de 72.000 solicitudes de Dependencia pendientes de revisar. Pero Coalición Canaria está haciendo lo posible por reducir esas listas. Llevan en ello desde 1993…

Con todo ello, está claro que cuando nos llaman «islas afortunadas», a los canarios nos suena a chiste malo. O al típico desconocimiento sobre nuestra tierra que tienen desde fuera. Sobre todo esos que sólo nos ven como lugar de vacaciones bueno, bonito y barato. Y más aún los que nos ven como un lugar donde invertir en vivienda vacacional y demás. Esos sí que son afortunados…
Ángel Rivero García