Lecciones de la covid: la politización de las medidas preventivas pone en riesgo la salud
11 de marzo 2025/Agencias
España aprendió de la covid-19 la necesidad de rearmarse frente a futuras pandemias, marcó un hito mundial con una exitosa campaña de vacunación y redujo el impacto del confinamiento en niños reabriendo antes que nadie los centros escolares, pero sigue sin asumir que la politización de medidas básicas de prevención es un riesgo para la salud.
Hoy se cumplen 5 años desde que la OMS elevara la covid-19 a la categoría de pandemia; aunque los expertos llevaban años avisando de que una estaba al caer, el sinfín de análisis, informes, evaluaciones, apuntes, jornadas y auditorías que se han hecho desde entonces dejan claro que España no estaba preparada material ni legalmente para afrontar un desafío de esa envergadura.
Bien es cierto que se pensaba en la gripe y que los sistemas estaban diseñados para ella, pero uno de los grandes problemas del coronavirus fue su rapidísima expansión unida a la escasez de información por parte de China, que empujó a la toma de «acciones complicadas» en un contexto de enorme incertidumbre, explica a EFE el director general de Salud Pública, Pedro Gullón.
Aunque rechaza «decapitar a posteriori» lo que se hizo entonces, opina, por ejemplo, que «seguramente el confinamiento debería haber sido de diferente forma», haciéndolo más flexible en espacios al aire libre. Pero eso lo dice ahora.
Aprendizajes en positivo
Muchas cosas se hicieron bien, y así quedó reflejado en la esperada ‘Evaluación del desempeño del Sistema Nacional de Salud Español frente a la pandemia de covid-19’ (Evaluacovid-19), que el Ministerio de Sanidad encargó en 2020 a un comité independiente formado por Rosa Urbanos, Fernando Rodríguez Artalejo, Carmen Pérez Romero y Xurxo Hervada.
Este informe, así como otros de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) y la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas), ensalzan la campaña de vacunación, organizada en tiempo récord y que cubrió a la práctica totalidad de la población; su legado, el Sivain (Sistema de Información de Vacunaciones e Inmunizaciones), que centraliza el registro de las vacunas administradas en España.
O los ertes y otras medidas de protección social y el plan de reescolarización tras el confinamiento que supuso una reapertura más temprana de los centros. Según el Estudio Internacional de Progreso en Comprensión Lectora (PIRLS) de 2021, el retroceso lector en España fue de 7 puntos, mucho más moderado que el de países vecinos.
La covid ha servido de trampolín para crear la red estatal de vigilancia en salud pública y la Agencia Estatal de Salud Pública, para la implantación de nuevas tecnologías, la reordenación de circuitos y del manejo del paciente infeccioso, la mejora de los equipos de protección personal o difundir el conocimiento de las medidas de prevención y los mecanismos de transmisión a la población y profesionales sanitarios.
A nivel internacional también hay varias iniciativas para responder a futuras amenazas, como el Centro de Inteligencia sobre Pandemias y Epidemias y el tratado de pandemias de la OMS o la Autoridad Europea de Preparación y Respuesta ante Emergencias Sanitarias (HERA).
Pero…
Si se superó aquello fue gracias a la respuesta unánime de los profesionales sanitarios, dotados en 2020 de capacidad autoorganizativa y flexible que optimizó la respuesta al virus. Pero la escasez de recursos que ya venía de antes, sobre todo en Atención Primaria y en Salud Pública, está lejos de resolverse.
La pandemia ha evidenciado un «punto de no retorno» que se inició con la desescalada, cuando «se creó un ambiente político con posturas muy agresivas que ha llegado a estos momentos: la imposibilidad de llegar a consensos», señala Gullón.
Crisis como la del mpox (viruela símica) o el plan contra infecciones respiratorias, acordado por los técnicos de las comunidades y del Ministerio pero tumbado por los consejeros del PP, demuestran que, «al final, no se ha aprendido nada de aquello y el ambiente político lo enfanga todo».
Asimismo, el Evaluacovid-19 constató la ausencia de un marco legal adecuado para solventar la crisis, las deficiencias en los sistemas de vigilancia epidemiológica, la falta de protocolos en las residencias, la escasez de reservas estratégicas, la descoordinación entre el sistema sanitario y los servicios sociales y la debilidad del Consejo Interterritorial para adoptar decisiones homogéneas.
«En medio de una crisis sanitaria, es prudente evitar en lo posible la discrepancia frontal en público de quienes lideran la lucha contra la pandemia, y no se deben usar las medidas de salud pública como abono para la contienda política descarnada», advertía.
La auditoría vio la luz en finales de 2023, coincidiendo con una virulenta temporada de gripe y un bronco debate entre Ministerio y comunidades sobre las medidas a adoptar. Entonces, los expertos escribieron un epílogo a su informe en un blog de la Asociación Economía para la Salud.
«Cabe preguntarse si realmente hemos aprendido algo de la terrible experiencia vivida. Resulta poco edificante asistir al enfrentamiento partidista que aboca al desacuerdo político sobre medidas de prevención básicas», censuraban.
Y añadían: «Lamentablemente, sin la necesaria voluntad de cooperar con la vista puesta en el bienestar de la población, ningún informe podrá ayudarnos a dar mejores respuestas a las amenazas contra la salud de hoy y mañana».