LA ULL PARTICIPA EN UN ESTUDIO QUE EVIDENCIA LA HOMOGENEIDAD EN EL COMPORTAMIENTO NEANDERTAL Y SAPIENS DE ORIENTE PRÓXIMO
Un nuevo artículo en la prestigiosa revista Nature Human Behaviour ha revolucionado la comprensión del comportamiento y la evolución humana en el Próximo Oriente con el reciente hallazgo del yacimiento arqueológico de Tinshemet Cave, situada a varios kilómetros de Jerusalén, que marca un importante hito para el estudio de las comunidades del Paleolítico Medio. El doctorando de la Universidad de La Laguna Pedro García Villa, actualmente adscrito al laboratorio de Micromorfología y Biomarcadroes Arqueológicos (AMBI Lab) que dirige la investigadora Carolina Mallol Duque, participa en esta publicación difundida hoy, martes 11 de marzo.
Durante los años centrales de esta etapa de la Prehistoria, hace aproximadamente 130.000 y 80.00 años, convivieron en esta región los Neandertales y primeros Homo sapiens que migraron desde África. Aunque se sabe que compartieron territorio y que se relacionaron entre ellos, aún queda mucho por saber sobre sus diferencias y similitudes culturales, simbólicas y funerarias.
El descubrimiento de Tinshemet y la comparación de su registro material arqueológico con los diferentes yacimientos de la misma cronología (de aproximadamente 100.000 años de antigüedad) ha permitido obtener nuevas pistas sobre la vida de estas comunidades prehistóricas. La cueva alberga un abundante registro arqueológico de miles de herramientas de piedra, huesos de animales quemados y sin quemar y fragmentos de ocre, un pigmento rojizo utilizado en pinturas y enterramientos.
Sin embargo, lo más sorprendente ha sido el hallazgo de los restos humanos de cinco homínidos: dos adultos en sepulturas individuales, un niño en sepultura individual y restos craneales de otros dos individuos. Estos restos humanos siguen bajo estudio y no se sabe si eran Neandertales, Sapiens o incluso híbridos.
Al comparar los restos arqueológicos de Tinshemet con otros yacimientos de igual relevancia del Próximo Oriente, todos con cronología similar como Skhul, Qafzeh, Tabún o Nesher Ramla, se observan numerosas similitudes en el registro arqueológico. En primer lugar, destaca el modo de fabricación de las herramientas de piedra. Estas comunidades prehistóricas utilizaban sobre todo sílex, un tipo de piedra cortante muy abundante en la zona. Estos útiles de piedra presentan una homogeneidad técnica, ya que fueron realizadas siguiendo el mismo tipo de talla. Estas comunidades prehistóricas cazaban al mismo tipo de animales durante este periodo, destacando los grandes ungulados como bóvidos, équidos y cérvidos.
También se encuentran numerosas similitudes en cuanto al simbolismo y el tratamiento de los muertos. Destaca, en primer lugar, el uso del ocre en los enterramientos. En Tinshemet y los otros yacimientos relevantes de la misma cronología se han utilizado en los enterramientos, a menudo espolvoreado encima del difunto o colocando grandes trozos de ocre al lado de los fallecidos. Otro elemento compartido en todos estos yacimientos es cómo enterraron los difuntos, ya que fueron depositados de la misma manera: en posición fetal y sobre el lado derecho del cuerpo, sin distinción de sexo, edad o especie, tal y como se puede ver en la figura 5 del artículo.
Todas estas similitudes reflejan una sorprendente uniformidad cultural en esta época concreta del Paleolítico Medio entre grupos humanos de distintos orígenes (Neandertales y Sapiens), una homogeneidad inexistente en las etapas prehistóricas anteriores y posteriores presentan una mayor variabilidad material y de enterramientos.
Investigación internacional
El estudio ha sido realizado por un equipo multidisciplinar de las universidades de Jerusalén, Tel Aviv y Haifa, con el apoyo de numerosos especialistas de instituciones de Francia, Inglaterra, Italia, Suiza y Estados Unidos, además de la Universidad de La Laguna.
“Mi participación en el proyecto se enmarca en el equipo de la Universidad de Haifa, dirigido por la profesora Ruth Shahack-Gross, donde realizamos varios estudios sobre los procesos de formación de yacimiento y caracterización del sedimento que envuelve los restos arqueológicos”, explica García Villa, quien añade que esta rama de la arqueología, llamada geoarqueología, estudia la interacción de los procesos naturales y las actividades humanas, aplicando métodos de la geología y edafología a problemas arqueológicos.
Esta disciplina tiene como objetivo entender cómo fueron enterrados los materiales arqueológicos, cuál es la composición del sedimento y las posibles alteraciones que sufrieron los materiales y el depósito que lo envuelve. Estos trabajos se pueden complementar con reconstrucciones del paisaje y del paleoambiente a través del estudio de los restos orgánicos de las plantas que se preservan en los sedimentos arqueológicos, lo que aporta toda una nueva perspectiva sobre el contexto natural donde vivieron las comunidades prehistóricas.
“Actualmente, continúo esta línea de investigación en el marco de mi doctorado en la Universidad de La Laguna, bajo la dirección de la profesora Carolina Mallol, enfocándome en estudios geoarqueológicos de yacimientos aborígenes guanches en Tenerife, con el objetivo de comprender mejor la relación entre los antiguos habitantes de la isla y su entorno”, explica añade joven investigador.