Adoptar la interseccionalidad

Ana deLeón
La celebración del  8 de marzo nos recuerda a las mujeres que la legislación por sí sola y los tratados internacionales no bastan para garantizar la plena igualdad, y que si no se reafirma el compromiso en favor de una firme movilización de todos los instrumentos, legislativos y no legislativos y fomentamos la escucha a las asociaciones en acción combinándolo con los recursos e instrumentos jurídicos, políticos y financieros para conseguir un cambio y auténticas oportunidades para luchar contra la discriminación y los estereotipos, estamos ante una violación de los derechos fundamentales, en especial de la dignidad humana, del derecho a la vida y del derecho a la integridad de la persona.
Tenemos que dar gracias a la valentía de muchas mujeres a las que honramos hoy 8 de marzo que nos precedieron y nos impulsan a seguir luchando cada una en su responsabilidad por el presente y por las generaciones futuras, por un mundo más justo y equitativo porque sabemos que el fomento de la igualdad resulta imprescindible para crear sociedades sostenibles y democráticas.
Europa nos recuerda que el pleno disfrute de los derechos fundamentales por parte de las mujeres y las niñas es parte inalienable, íntegra e indivisible de los derechos humanos universales y que resulta esencial para el progreso de las mujeres y las niñas, la paz, la seguridad y el desarrollo para una sociedad más sólida equitativa y próspera.
Dar respuesta de forma más transversal al contenido esencial de los derechos de las mujeres y las niñas, y responder frente a las discriminaciones múltiples por motivo de género, orientación sexual, origen étnico, pertenencia a confesión religiosa, discapacidad o cualquier otra condición o circunstancia personal o social, es mi compromiso desde la Adjuntía de Igualdad entre hombres y mujeres y violencia de género de la diputación del Común de Canarias, y ello exige adoptar la interseccionalidad como concepto básico en la actuación frente a las acciones y omisiones de las Administraciones Públicas realizando una labor de concienciación y mediación para conseguir respuestas y resolución de los conflictos.
Tenemos que luchar por una economía igualitaria respecto a los géneros facilitando la conciliación familiar y paliando la brecha salarial, exigiendo además trabajar por el empoderamiento y la presencia efectiva de la mujer en la toma de decisiones en el sector público y privado.
Hay que vivir con plena libertad la orientación sexual, la identidad sexual, la expresión de género, las características sexuales y la diversidad familiar, para garantizar la igualdad real y efectiva y la defensa de los derechos como prioridad y la reducción de las desigualdades entre mujeres y hombres, y el fin de la violencia sexista.
Ana María de León Expósito
Adjunta especial de igualdad entre mujeres y hombres y violencia de género