Amnistía Internacional denuncia torturas y detenciones arbitrarias a gazatíes por Israel

Franja de Gaza

18 de Julio 2024/Agencias
Amnistía Internacional (AI) hizo público este jueves un informe en el que denunció torturas y detenciones en régimen de incomunicación a palestinos por parte de Israel, y llamó a las autoridades a liberar «de forma inmediata» a los detenidos de forma arbitraria.

«Las autoridades israelíes deben poner fin a la detención indefinida en régimen de incomunicación de palestinos de la Franja de Gaza ocupada, sin cargos ni juicio, en virtud de la Ley de Combatientes ilegítimos, en flagrante violación del Derecho internacional», exige la organización en un comunicado de prensa.

El Ejército invocó esta ley, promulgada en 2002, por primera vez en cinco años para detener a presuntos participantes en los atentados del 7 de octubre, pero poco después amplió su uso «para detener en masa sin cargos ni juicio a palestinos en Gaza», denuncia la organización.

AI entrevistó a 27 personas detenidas y liberadas posteriormente -cinco mujeres, 21 hombres y un adolescente de 14 años-, y todos ellos denunciaron haber sido sometidos a tortura y otros malos tratos.

Detenidos en régimen de incomunicación
A través de la Ley de Detención de Combatientes Ilegítimos, el Ejército no tiene la obligación de emitir una orden de detención contra el individuo, al que la norma niega el acceso a asistencia letrada durante hasta 90 días, codificando además la detención en régimen de incomunicación, lo que facilita las torturas.

Los detenidos no reciben las pruebas que justifican su captura, como tampoco lo hace el abogado que los asiste, lo que lleva a muchos a permanecer encarcelados meses «sin la más mínima idea» de por qué están detenidos -lo que es una violación del derecho internacional-, «completamente aislados de su familia y seres queridos, y sin medios para impugnar los motivos de su detención», según Amnistía Internacional.

Tampoco pueden comunicarse con su familia, como relató un trabajador de la salud a la organización, según el cual no saber si su familia estaba viva o muerta en Gaza era «incluso peor que la tortura y el hambre».

En diciembre, Israel modificó la ley para ampliar el tiempo de cautiverio sin orden de detención de los palestinos de las 96 horas originales (prorrogables hasta siete días) a un máximo de 45 días. La privación de libertad máxima hasta comparecer ante una autoridad judicial pasó de 14 a 75 días, y la reclusión sin asistencia letrada pasó de 21 jornadas a 6 meses, reducidos después a 3.

Torturas contra presos palestinos
De los entrevistados, ocho mostraban marcas y hematomas compatibles con la tortura, y en los informes médicos de dos personas se corroboraban los relatos de tortura.

Además, Amnistía Internacional ha verificado cinco vídeos de detenciones masivas, habiéndose filmado en algunos de ellos a personas en ropa interior tras ser arrestadas en el norte de Gaza y Jan Yunis (sur).

Según la organización, «la desnudez pública forzada durante periodos prolongados viola la prohibición de tortura y otros malos tratos y constituye violencia sexual».

Algunos de los casos más explícitos se registraron en la prisión de Sde Teiman, del sur de Israel. Los presos allí encerrados relataron haber sido obligados a permanecer durante horas en posiciones de tensión, y se les prohibió hablar con otros reos o levantar la cabeza.

Un niño de 14 años de Yabalia (norte de Gaza) permaneció en esta prisión 24 días encerrado en un barracón con al menos 100 detenidos adultos.

El menor denunció haber recibido patadas y puñetazos en el cuello, y que los captores lo habían «quemado repetidamente con colillas de cigarrillo», algo que la organización comprobó al observar quemaduras y hematomas al entrevistarlo.

Mujeres detenidas

Entre los entrevistados se encontraban cinco mujeres que estuvieron detenidas en régimen de incomunicación más de 50 días.

Una de ellas relató cómo, tras tres semanas en la prisión de Damon (norte de Israel), le dijeron que iba a ser puesta en libertad. «La esposaron, le vendaron los ojos, le pusieron grilletes en los pies y la llevaron a otro lugar».

Allí, los militares le desgarraron la ropa con un cuchillo y la sometieron a «un violento registro corporal desnuda», para después ser llevada 18 días más a la prisión de Anatot (cerca de Jerusalén).