ANTÓN COSTAS PROPONE QUE EL ROL DE LOS NUEVOS ECONOMISTAS ES BUSCAR EL CONSENSO SOCIAL PARA EL DISEÑO DE POLÍTICAS

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El presidente del Consejo Económico y Social de España, Antón Costas, ha impartido este viernes 14 de marzo, una conferencia en la Facultad de Economía, Empresa y Turismo de la Universidad de La Laguna, en la que ha ofrecido su visión acerca de cuál debe ser el rol de los y las profesionales de la economía que deben asesorar a las administraciones en sus tomas de decisiones. Si antes su papel era aconsejar directamente a los gobiernos qué hacer, ahora, en esta nueva época de la Economía que ha comenzado en la segunda década del siglo, debe ser “hablarle a la sociedad para lograr, a través del diálogo, la negociación y el consenso, buscar políticas que tengan un gran apoyo” entre la ciudadanía.

Costas ha sido el ponente invitado en la presentación del libro “The conflict between tourism expansion and sustainability: the case of LDC”, coordinado por  la profesora del Departamento de Economía Aplicada y Métodos Cuantitativos Flora Mª Díaz Pérez, y del cual el propio Costas ha redactado el prefacio. El acto también contó con la presencia del rector de la Universidad de La Laguna, Francisco García; y el decano de la facultad anfitriona, José Adrián García Rojas.

El libro plantea la tensión existente entre la necesidad de crecimiento del sector turístico en países poco desarrollados como Senegal, Nigeria y Angola, y el mantenimiento de la sostenibilidad medioambiental de los territorios en donde se desarrolla la actividad, algo que atañe también a Canarias. Y para Antón Costas, ese es un ejemplo perfecto del tipo de tensiones que van a caracterizar la economía de las próximas tres o cuatro décadas, los trade-off, que él definió como “un conflicto entre dos objetivos deseables en sí mismos”, un tipo de dilemas que va a ser el que ocupe a la ciencia económica del futuro inmediato.

La economía de los últimos 40 años fue denominada “neoliberalismo”, y la de las tres décadas anteriores, “keynesianismo”. Ante la duda de cómo denominar a la nueva economía de trade-off que caracterizará los próximos treinta años, Costas se refirió al término acuñado por el economista Dani Rodrik, “productivismo”, porque será una época enfocada en facilitar la productividad a las personas de las economías para que obtengan bienes materiales. 

El ponente reflexionó que antes se enseñaba en las facultades de Economía las técnicas de maximización de un objetivo económico como, por ejemplo, el PIB,  porque ese era el paradigma de esa época: investigar las preferencias dadas y conocidas de la población y elaborar una función que las maximice y, con ese análisis, recomendar políticas fiscales, laborales y comerciales. 

“Este tipo de economía ha sido un desastre, porque el aumento de la desigualdad es espectacular”, sentencio Costas. En ese periodo de la maximización se pensó que el objetivo deseable era favorecer que la gente pudiera consumir bienes y servicios más baratos. Y se logró, a costa de desindustrializar los países y trasladar la producción a China y otros países. “¿Y si esas no eran las prioridades de mucha gente? ¿Y si su objetivo era tener buenos empleos y dar oportunidades a sus hijos? Si es así, los economistas fallamos”.

La desigualdad creada por la desindustrialización y deslocalización de la economía en esos años de neoliberalismo destruyó empleos de calidad e hizo perder poder adquisitivo a las familias, y ello ha tenido consecuencias políticas: citó dos estudios que demuestran que la victoria de Trump en 2016 y el “brexit” se explican porque ambas opciones tuvieron más votos, justamente, en aquellos condados y ciudades donde en los veinte años anteriores se había perdido empleo de calidad por ese proceso. Por ello, revertir la desigualdad es esencial no solo para la economía, sino para paliar la inestabilidad política y alejar autocracias que ofrecen soluciones fáciles con los efectos indeseados ya conocidos.

En este nuevo periodo económico, la sostenibilidad comienza a ser un factor que los economistas deben tener en cuenta, algo que no sucedía en el anterior periodo en el que solamente se buscaba la maximización de factores. Por ello, el reto de los y las nuevas profesionales de esta disciplina será, justamente, practicar un nuevo tipo de gobernanza basada en la búsqueda de equilibrio entre factores que pueden ser contradictorios entre sí, pero deseables de igual manera. Por ejemplo, el desarrollo y la preservación de los recursos naturales. “Ya no se puede optar por una cosa olvidando la otra. En las facultades debemos empezar a abandona determinadas técnicas como el análisis de coste-beneficio, que iba muy bien para las etapas económicas anteriores, pero no para la nueva”.

Así, el nuevo papel de los y las economistas ya no será acudir en calidad de expertos a los gobiernos para decirles qué tienen que hacer. “Ahora tenemos que hablarle a la sociedad para que tenga buena información sobre ese tipo de conflictos y apoyar políticas pragmáticas que sean capaces de conjugar costes y beneficios y no propongan soluciones precipitadas y populistas”. 

Pese a que el contexto actual puede parecer poco halagüeño, Costas prefirió abrir una vía optimista, llegando a afirmar que la llegada de Trump es «una bendición para la Unión Europea», ya que la ha hecho reaccionar y afrontar cambios que eran necesarios y hasta ahora no se habían atrevido a adoptar. Puso como ejemplo el hecho de que el nuevo canciller alemán ya ha anunciado una modificación de la constitución de su país para permitir más déficit y así poder incurrir en mayor deuda para abordar grandes inversiones, cifradas en nada menos que 500.000 millones de euros, algo que hubiera sido impensable en ese país hace poco años.

El ponente también aprovecho la ocasión para explicar el órgano que preside, el Consejo Económico y Social de España. Este tipo de organismo s surgió en los países del norte de Europa tras la Segunda Guerra Mundial y fue adoptado en España en 1988, como reacción a la huelga general convocada durante el mandato de Felipe González. Actualmente, está compuesto por 60 personas ademas del presidente, de las cuales un tercio representa a los sindicatos, otro a las grandes entidades patronales y empresariales, y el tercer tercio a otras organizaciones representantes de sectores productivos como la agricultura, la pesca, la ganadería y las entidades de economía social. Su papel es emitir dictámenes sobre la legislación que va a aprobar cada gobierno y, así,, conocer el pacer de estos sectores.

En cuanto al libro presentado hoy, además de por Flora Díaz, su coordinadora, cuenta como coautores con otros dos investigadores de la Universidad de La Laguna, Carlos Gustavo García González y Miguel Ángel Mejías Vera, así como Manuel Francisco Bandeira, del Instituto Superior Politécnico do Moxico (Angola) y Hugo Pinto, de la Universidad de Algarve (Portugal). Editada por Aula Magna, la obra explora los equilibrios a veces contradictorios, pero que pueden ser complementarios, entre los objetivos de ampliar la producción turística y sostener los destinos en el contexto de los Países Menos Adelantados (LDC en sus siglas inglesas).