Arranca en la ULL un congreso internacional que reflexiona sobre los desafíos éticos de las TIC

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22 de Octubre 2024

 

El grupo de investigación de Pedagogía Crítica, junto al Laboratorio de Educación y Nuevas Tecnologías (Edullab), ambos de la Universidad de La Laguna, son los anfitriones de la décimo novena edición del Congreso Internacional EUTIC, un evento que este año recala en este centro académico y que aborda desde un punto de vista interdisciplinar los retos de las tecnologías de la comunicación y la información, apelando a su compromiso social en la construcción de un nuevo tipo de ciudadanía. El lema elegido para esta edición ha sido ‘Generaciones digitales: complejidad, controversias y desafíos’.

 

La presidenta del comité organizador es la catedrática Mª Lourdes González Luis, quien dio paso a los miembros de la mesa inaugural de esta cita que se extenderá hasta el miércoles 23, y que cuenta con tres conferencias plenarias, 35 comunicaciones y dos simposios. Este evento aborda por tanto temáticas relacionadas con la pedagogía, la democracia y los escenarios educativos actuales y futuros y, por otro lado, aquellas de carácter más técnico que se centran en la inteligencia artificial, las ciencias de la computación y la robótica aplicada a la educación.

 

El congreso se sustenta en un partenariado internacional de universidades lusófonas, francesas, griegas y, como española, la Universidad de La Laguna. Sobre las características de esta red habló Lise Vieira, su directora, quien alabó el espíritu de apertura de esta cita científica, su carácter multidisciplinar y su capacidad para estrechar contactos académicos con laboratorios de América Latina. La conferencia del año pasado tuvo lugar en Burdeos y la de la próxima se celebrará en Túnez. La apuesta por la producción científica desde la dimensión humana y su capacidad crítica subyace en esta convocatoria.

 

Manuel Area, director de Edullab, afirmó que esta unidad lleva trabajando en investigación y docencia en torno a las tecnologías de la educación desde hace 25 años, cuando Internet no había entrado en la vida cotidiana de las personas. “Teníamos una visión muy ingenua de la llegada de la tecnología digital, y ahora le hemos empezado a ver las sombras, su omnipresencia y los condicionantes socioeconómicos que conlleva”.  

 

Patricia León, directora de Diversidad e Igualdad del Cabildo de Tenerife, entidad que financia el congreso, apeló a esta cita como “espacio de reflexión y trabajo colaborativo” sobre diferentes áreas que se ven atravesadas por la tecnología, lo cual, dijo, es una prioridad del Cabildo. “Solo de esta manera se aportan soluciones eficaces a la sociedad”.

 

Por su parte, la diputada nacional Cristina Valido, también presente en el acto inaugural, indicó que congresos como este hacen pionera a la universidad, revirtiendo en su prestigio internacional y habilitando espacios de vanguardia, “en un momento en el que los conocimientos quedan desfasados en poco tiempo”, frente a la omnipotencia de las redes sociales. “Hay que reivindicar la intelectualidad, en un mundo en el que los héroes y las heroínas están fundamentalmente vinculados a lo físico”, añadió Valido. 

 

El rector de la Universidad de La Laguna, Francisco García, sostuvo la idea de que las universidades públicas sigan siendo los espacios de debate de los grandes temas de la sociedad. “La evolución de las TIC tiene también consecuencias positivas e imparables”, señaló. “Estamos en la lógica de los ‘likes’, en un mundo que va a velocidad de crucero y existe el riesgo de actuar con simplismo a la hora de evaluar determinados fenómenos”, añadió el rector, quien dijo sentirse orgulloso de que estos debates se den en la institución pública. “Las islas son pequeños continentes donde se puede probar determinadas actuaciones para después llevarlas a espacios continentales”, y la propia tricontinentalidad de su ubicación las hace si cabe más propicias, apuntó.

 

Ni ‘tecnofobia’ ni ‘tecnofilia’: visión crítica

 

Magaldy Téllez, de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez de Venezuela, fue la encargada de exponer la conferencia inaugural. La investigadora optó por una actitud crítica ante la tecnolofobia y la tecnofilia. “Las tecnologías están acelerando y masificando todo lo relativo a la cíber cultura, causando una profunda erosión del espacio público como eje fundamental de la vida democrática, a lo que se suma una clara desafección hacia la política”, indicó la docente al inicio de su alocución.

 

“El rostro numérico del neoliberalismo produce un radical ordenamiento de cómo nos percibimos”, afirmó la investigadora, para quien hay que analizar estas tecnologías como dispositivos que se vinculan con la producción de subjetividades. Estas tecnologías no son autómatas, sino que son producto directo del neoliberalismo, que ambiciona el control de la vida individual y colectiva”. En este escenario de instantaneidad de la acción humana, se prima la ‘fetichización’ de la máquina digital y sus mercancías como la absoluta verdad, agregó.

 

Para la doctora en Ciencias Sociales, los algoritmos tienen carácter social y político, y de hecho las definiciones de perfiles de usuarios se crean a partir de una masa enorme de datos que son tratados previamente. “Se busca predecir conductas, y además orientarlas hacia determinado intereses sociales y económicos, convirtiéndonos en consumidores de sensaciones y producciones dentro del capitalismo cibernético”. 

 

Téllez consideró que estamos asistiendo a “mutaciones culturales”, con la “deslocalización” de prácticas hereditarias dentro de la llamada videocultura, que supone de hecho una nueva condición cultural. “Estos nuevos mecanismos de control son del neocapitalismo, para que el producto sea vendido y mercadeado. Así, la familia, la escuela, el ejército y la fábrica no son los estados principales, sino figuras moldeables de una empresa que busca el beneficio de sus accionistas”, sostuvo la coordinadora de la línea de investigación sobre ética, política y educación de la universidad latinoamericana.

 

Para la investigadora, vivimos en un mundo de la comunicación en el que “estamos demasiado interactivos y demasiados estáticos, en el que permanecer conectado es un imperativo legal”. En este contexto, y pendientes de la demanda de espectacularidad, no se cuenta con los que no respondan a la comunicación directa, a la video presencia constante. “Pendiente de las redes, nace el desafecto de los demás. Es un momento de declive de lo público, como una de las constelaciones de la modernidad”.

 

Construcción de lo común

 

La mediatización de la política es otro de los fenómenos de este tiempo, en el que el rol de ciudadano o ciudadana es desplazado por el del consumidor. “El desmoronamiento del imaginario público moderno y la monopolización de la ‘tele mirada’ es lo que desata la pugna para generar tendencias”. Ante ello, la investigadora apostó por una nueva construcción de lo común, “porque lo común no preexiste”, precisó. “Se trata de hacer comunidad sin responder a la lógica identificatoria de responder a las normas ya dadas. Es recrear la dimensión de lo público, por eso la noción de espacio público refiere a un espacio simbólico en torno a asuntos de interés común”. 

 

“No se trata solo de hablar al otro, sino de hablar y escuchar con los otros, de exponerse a los otros”, añadió Téllez, una firme convencida del valor de la pluralidad y de reivindicar el derecho a disentir. “Los espacios sociales están formados por espacios de poder, constituyendo relaciones asimétricas de mando y obediencia”, y por eso se mostró partidaria de concebir lo social como “espacios de estrategias de resistencia, creando intersticios de disidencia pública”.

 

Volver la mirada hacia espacios sociales significa dejar el modelo estado céntrico.  “Se trata de instituir un estatuto político a tipos de participación social y reconocer nuevas formas de hacer política”, sin caer en proyectos monológicos y totalizadores. “Podríamos pensar la tesis de la despolarización de las sociedades, buscando espacios plurales. La construcción de espacios públicos tiene que ver en el modo en que se despliegan los desacuerdos, reivindicando el espacio público como construcción común de lo común. Es un lugar donde se crea ciudadanía, pensada como un nuevo arte de vivir en común”, concluyó.