Condenado a 18 años de cárcel por atacar y agredir sexualmente a una amiga en Güímar

Palacio de Justicia

14 de Mayo 2024

La Audiencia de Santa Cruz de Tenerife ha condenado a 18 años de prisión y al pago de 50.000 euros y de los gastos médicos a un hombre acusado de lesiones agravadas y agresión sexual a una amiga que residía en una infravivienda en Güímar.

La Sala no acepta el cambio de calificación que planteó la Fiscalía en la última sesión del juicio al descartar que se estuviera ante un delito de lesiones, por lo que aumentó la petición de penas de 5 a 14 años por intento homicidio, más otros 15 por agresión sexual.

El condenado conoció a la víctima por medio de su compañera sentimental y como ésta tenía un problema en el piso compartido en el que estaba le ofreció irse a vivir a esta especie de cabaña sin luz ni agua a cambio de que la arreglara, a lo que él se ofreció a ayudarla.

En un momento dado surgió una pelea entre ellos porque a raíz de una tormenta resultaba imposible transitar la carretera con su 4×4, de manera que le pidió que le devolviera 50 euros que le había adelantado para comprar agua.

La mujer también comenzó a sentirse acosada por los comportamientos del hombre y así se lo transmitió a la esposa de ésta, lo que causó otro desencuentro entre ambos.

Finalmente, una madrugada del mes de octubre de 2022 lo acusa de haber entrado en su vivienda, golpearla con una piedra, intentar estrangularla y violarla para después pedirle perdón y ofrecerse a hacer lo posible para que se curase.

Los peritos ratificaron que las heridas de la denunciante eran compatibles con haber sufrido un ataque con piedras y puñetazos.

Los facultativos consideraron que la supuesta agresión pudo haber causado una hemorragia cerebral pero no hubo riesgo de muerte dado que no se llevó a cabo con la fuerza suficiente.

Los peritos ven improbable que el origen de las heridas se debiera a una caída desde el techo de la vivienda que ocupaba en Güímar donde supuestamente ocurrieron los hechos, como mantuvo la defensa.

El primer examen se llevó a cabo dos días después del ataque y entonces la mujer no dijo que hubiese sufrido una agresión sexual. Sin embargo, seis días después se encontró alguna lesión en los genitales.

En una pelota de goma que utilizaba la joven para darse masajes y que según dijo le había introducido el procesado en la vagina se encontraron restos de ADN del condenado.

El análisis del procesado determinó que en sus manos también existían evidencias de haber podido ser quien dio estos golpes.

Aunque los peritos no pudieron concluir que la agresión fuera de entidad suficiente como para causar su muerte, lo cierto es que podían haber provocado una hemorragia en la cabeza donde fueron propinados en su totalidad.