Crónica de una escalada hacia el cielo

Frank Miller con el sombrero borsalino

25 de marzo 2025

 

“Estoy en el cielo, estoy en el cielo, estoy en el cielo”. Tres veces lo dijo Frank Miller cuando llegó a las Cañadas del Teide este domingo, 23 de marzo, en uno de los momentos de asueto previstos en el programa de su visita a la isla con motivo de su participación en el Festival Atlántico de Género Negro Tenerife Noir.

 

Más tarde, tras regresar del Parque Nacional, Miller conversó con el público que acudió al Espacio Cultural CajaCanarias para conmemorar con su codirector e inspirador los 20 años de la película Sin City, basada en algunas de las historias más significativas de la serie de cómic sobre esta imaginaria ciudad del pecado. “Toda mi carrera he tratado de saber qué es un héroe; los expongo a que fracasen, a que pierdan, para ver qué queda de ellos después y encontrar su esencia. No se trata solo de personas que tienen un gran talento, un don, un poder, sino que poseen una fuerza interior. A través de su resurgir pretendo descubrir la esencia y aprender lo que es un héroe”.

 

Este rastreador y creador de héroes impresos en blanco y negro y teñidos con dramáticas manchas de color solo se identificó de forma nítida con el adjetivo “americano” que aparece en el título del documental de Silenn Thomas Frank Miller: American Genius. Lo de genio lo dejó a la interpretación de los demás, aunque, sin pecar de falsa modestia, apuntó su disposición a que se le pueda considerar como tal al asegurar que, para él, un genio tiene algo de buscador excéntrico. En su caso, es un creador que aspira a sentirse en su trabajo como un escultor con su cincel.

 

La presencia de Frank Miller habría sido suficiente para hacer del primer fin de semana de la décima edición de Tenerife Noir una experiencia plena. Pero en Santa Cruz de Tenerife se reunieron con el público también entre el 20 y el 23 de marzo los cineastas Silenn Thomas, que estrenó en España su documental, y Steven de Souza, que contó con la generosidad de Jeri Barchilon, también guionista y productora, en algunas de las sesiones de los talleres de escritura cinematográfica que impartió a los participantes en la sección CineXpress.

 

El sombrero, la espontaneidad, la carencia absoluta de pretensiones, el sentido del humor y la locuacidad del guionista de grandes éxitos del cine de acción del Hollywood de los 80 hacía parecer que De Souza era un habitante de toda la vida del espacio cultural situado en la capital tinerfeña. En general, todos los artistas compartieron alegría y creatividad a manos llenas.

 

Por si esto fuera poco, como si Canarias pudiera convertirse en un punto de encuentro equidistante en el Atlántico entre estos artistas procedentes del oeste y el Extremo Oriente, se sumó al programa la compositora japonesa Yoko Kanno, autora de la banda sonora de la serie de anime Cowboy Bebop, que visitaba España por primera vez.

 

Imbuida por el aroma de las especias que encontró en el mercado municipal de Santa Cruz, por el contacto con las gentes de las islas y por la sensibilidad y capacidad técnica de los músicos y cantantes reunidos por Kike Perdomo en la Big Band de Canarias, Yoko Kanno, que inicialmente solo asistía como público a los conciertos dirigidos por Perdomo, se puso ante el piano en el Espacio Cultural CajaCanarias y en el Teatro Guiniguada y dirigió las intervenciones del público, a quien sumó como un intérprete más de su partitura. Kanno conquistó al público por su evidente sensibilidad, tan cercana a la ternura, y los asistentes le devolvieron un cariño y un reconocimiento que la llevó a saltarse todos los protocolos y prestarse a sacarse selfis con quien lo pidiera.

 

Pasaron más cosas en estos cuatro días intensos. No hay espacio ni tiempo para contarlo todo. Lo que no se puede olvidar es que el entrañable Roger Rabbit estaba sentado –gracias a los rayos de luz de una proyección holográfica– en una butaca cerca de la pantalla, en el coloquio compartido por Carlos Miranda y Gary K. Wolf, el creador de las novelas que protagoniza y que dieron lugar a la película.

 

Lo cierto es que, al final de este primer fin de semana de la décima edición de Tenerife Noir, el público y dos equipos de trabajo –el del festival y el de la Fundación CajaCanarias– más felices que exhaustos, que ya es decir, podrían haberse sumado a la exclamación de Miller ante el Teide, si hubieran conocido la anécdota: estos cuatro primeros días han sido para todos, para el público también, una escalada hacia el cielo. Aún hoy no a Alex sigue en su propio cielo; le cuesta asimilar que su artista favorito haya posado su autógrafo no en un cómic, sino en su propio brazo, para que pueda dejar tatuada su firma.

 

En la maleta del retorno, Miller se lleva el sombrero borsalino que materializa el premio Negra y Criminal con el que Tenerife Noir reconoce la trayectoria de un autor y Steven de Souza, la placa que le entregó la Asociación Unicornio, para reconocerle su aportación al arte cinematográfico.

 

Y así continúa el festival, también guiado por las palabras del genio americano: Tenerife Noir no se alimenta de la nostalgia, sino de lo que está por venir. Se abre ahora la página del teatro, de la literatura, de los videojuegos, de la investigación académica, continúa el cine con diversos ciclos y con los rodajes de CineXpress… Queda edición para rato y todos se proponen vivirla intensamente, como aconsejó Miller a su fan más joven en Tenerife Noir, un niño de Bilbao, de 12 años, David Sanz, quien, al pedirle orientación para convertirse en novelista y dibujante de cómics, recibió del maestro un toque de sabiduría: vivir mucho, experimentar, permitirse que le rompan el corazón varias veces y llevarlo todo al papel. ¡Tomamos nota!

 

 

fotos firmadas por Ricardo Pinillos Toledo.