Editorial. La madriguera

Lo normal es que los cabezas de familia, ya sean padres, madres o abuelos, (hoy ya ni se sabe), y a veces también hijos protejan a ultranza a sus familias. La familia tradicional con las responsabilidades de hace apenas unos años se ha ido al garete, pasando por situaciones indignas humillando a sus responsables. Lo explicamos:

El orgullo de un padre o una madre, después de muchos años de trabajo protegiendo a su entorno familiar se ha ido desmoronando. Los padres ante una situación precaria tienen que agachar la cabeza, humillarse y hasta mendigar ante sus propios hijos o padres, convirtiéndose después de muchos años en una carga familiar sin recursos, y lo malo es que muchos de ellos con edades que difícilmente les va a permitir optar a un puesto de trabajo. No han pasado muchos años en los que decíamos que teníamos que soportar la carga de hijos o abuelos hasta edades muy avanzadas en el hogar. Hoy  se han cambiado las tornas, los abuelos con sus pensiones exiguas ayudan a mantener a duras penas la economía , o por el contrario son aquellos hijos que por azar o suerte encontraron un puesto de trabajo, los que se hacen cargo de la situación. Ayer nuestros jóvenes en edad ya, mas que suficiente para independizarse, no lo podían hacer por que se encontraban sin recursos, hoy tampoco pueden marcharse den entorno familiar, invirtiéndose la situación, siendo ellos los que tienen que velar por  sus mayores.

Total…  un desastre.

La madriguera, ese lugar íntimo donde conviven, padres, hijos, y en muchas ocasiones abuelos, lugar casi sagrado y protegido de los embates del exterior, hoy está en la cuerda floja, todo ello suponiendo que tengamos ese lugar indispensable para cobijarnos que además lo recoge la propia Constitución. A muchos eso de «una vivienda digna para todos los ciudadanos» les suena a chino, los echan de sus casas con la connivencia de las propias Instituciones, mas preocupadas por proteger los intereses de los bancos, que de hacer cumplir la propia Constitución. Hoy los desahucios están a la orden del día, produciéndole auténticos dramas que llegan a desembocar en el suicidio, y… ¡menos mal!….  que se ha tomado conciencia popular sobre el tema, obligando a Instituciones y bancos a ser mas comedidos no radicalizando su postura, buscando incluso remedios light, que por supuesto no resuelven el problema. Mientras tanto, mientras los desprotegidos pasan múltiples calamidades, se detestan casos de corrupción cada vez mas preocupantes, además por aquellos que deben de proteger celosamente los intereses de los ciudadanos. Bárcenas es un prototipo de chorizo moderno (presuntamente), no es un nombre o algo personalizado y aislado, es una práctica que ya se ha convertido en habitual y determina globalmente una forma de actuar.

Hay que legislar de otra manera o al menos hacer cumplir con fidelidad lo que ya nos corresponde amparados por una Constitución que parece ser inútil.

Los triste del caso es que hasta los animales preservan sus intimidad en madrigueras que nadie les hipoteca.