El Gobierno cree que el viaje de Sánchez a China marca identidad propia y descoloca al PP

El Gobierno cree que el viaje de Sánchez a China marca identidad propia y descoloca al PP

12 de abril 2025/Agencias
El Gobierno considera que el viaje del jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, a China evidencia que la política exterior española cuenta con una identidad propia y siempre actúa en favor de los intereses de España, por lo que interpreta que las críticas del Partido Popular sólo ponen de manifiesto que le ha dejado descolocado.

Además de marcar ese perfil propio, esperan que pronto puedan verse resultados en el terreno económico con el anuncio de nuevas inversiones en España de grandes empresas chinas con las que Sánchez se reunió en Pekín.

Es lo que aseguran fuentes del Gobierno tras la visita a China y la reunión con el presidente del país, Xi Jinping, que ha coincidido con el momento de tensión arancelaria provocada por Estados Unidos que afecta a todo el mundo, pero especialmente al gigante asiático por ser el único al que mantiene los gravámenes adicionales mientras que ha dado una pausa de noventa días para el resto.

Una coincidencia que el Ejecutivo reconoce que ha otorgado mayor atención a la visita del presidente aunque ese momento no fue buscado ya que el viaje estaba previsto desde hace tiempo.

Sí ha servido, aseguran, para hacer patente que España, como creen que está demostrando también en asuntos como Ucrania o Gaza, tiene una identidad propia y actúa no por seguidismo de otros, enfrentándose a quien haga falta y siempre en función de los intereses del país.

En consonancia con ello, comentan que la guerra arancelaria de Trump es cosa del propio presidente estadounidense y defienden el acercamiento a China tanto de España como de la Unión Europea.

Hablar con todos
Al respecto, expresan su convencimiento de que si un país quiere estar en el tablero global en un momento en el que se está transformando el orden mundial, hay que hablar con el país asiático como hay que hacerlo también, por ejemplo, con India, Brasil o Sudáfrica.

Por todo ello, el Gobierno interpreta que la visita de Sánchez (en una gira que incluyó también Vietnam) ha supuesto un paso muy relevante en esa política exterior española que lanza el mensaje de que piensa por sí misma y que, tal y como dijo el jefe del Ejecutivo en rueda de prensa en Pekín, no va contra nadie.

No ve por tanto motivos para una polémica por el viaje que asegura que no existe y que lamenta que intente montar el Partido Popular.

En los últimos días se han sucedido declaraciones de dirigentes de esta formación en contra del viaje, y su líder, Alberto Núñez Feijóo, dijo este viernes que debería haberse pospuesto ya que consideró que no era oportuno hacerlo «en un momento de extraordinaria dificultad», al tiempo que abogó por una política internacional más unida en torno a vínculos transatlánticos entre la UE y Estados Unidos.

En ningún momento, señalan las fuentes del Gobierno, se ha barajado posponer el viaje, e interpretan los reproches de Feijóo y de otros representantes de su partido como una muestra de que han quedado descolocados ante la relevancia de la visita de Sánchez.

Además, rechazan la acusación de que se quiera sustituir a Estados Unidos por China y subrayan que no se pretende reemplazar a nadie, sino que lo que se busca es ampliar mercados.

Recuerdan que el viaje ha sido coordinado con la Comisión Europea y en concreto con su presidenta, Ursula von der Leyen, con la que Sánchez habló antes de la visita y sigue en contacto con ella, por lo que contaba con el aval comunitario.

Y tampoco Estados Unidos transmitió a España ninguna petición para que se suspendiera.

Sin temor a represalias estadounidenses
Al respecto, las fuentes del Gobierno señalan que el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, mantuvo su primera conversación telefónica con el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, el pasado 2 de abril, y coincidieron después en Bruselas en una reunión de la OTAN sin que le hiciera petición alguna al respecto.

Por ello no temen represalias al viaje por parte de Estados Unidos y restan trascendencia a las palabras del secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, en las que esta semana advirtió de que el alineamiento de España con China sería «como cortarse el cuello».

No concreta el Gobierno qué nuevas inversiones chinas podrían llegar a España tras la visita de Sánchez, pero sí reitera su confianza de que puedan anunciarse pronto y apunta, ante las críticas del PP, que algunas, como ya sucede en la actualidad, podrían tener como destino comunidades gobernadas por este partido.

En Pekín el presidente del Gobierno se reunió con representantes de firmas como las automotrices Leap Motors y Chery, esta última titular de una fábrica conjunta de automóviles junto a Ebro en Barcelona; además de CATL -la mayor productora mundial de baterías-; y las energéticas China Energy y China Three Gorges International (CTGI), Envision, GCL (placas solares) o Hygreen (renovables).

Tras tres viajes en poco más de dos años, defienden que Sánchez pueda visitar de nuevo China el año que viene y recuerdan que, por ejemplo, Ángela Merkel llegó a viajar tres veces al año a ese país en su etapa de canciller alemana.

Integrantes de la delegación encabezada por Sánchez constatan el trato cada más cercano de Xi y el resto de sus autoridades conforme se suceden las visitas y su deseo de agradar como anfitriones, con gestos como el saludo personal del presidente a cada uno de ellos (que no ocurrió en viajes anteriores) o una llamativa vajilla que llamó la atención de los comensales en el almuerzo que les ofreció.