Errejón dijo al juez que dimitió porque era incoherente defenderse y seguir en Sumar

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21 de enero 2025/Agencias
El exdiputado de Sumar Íñigo Errejón negó ante el juez haber dimitido por la denuncia por agresión sexual de Elisa Mouliaá, sino ante la «incoherencia» que suponía seguir en un partido que da por plena y directamente válido todo testimonio de una denunciante y tener que defender su inocencia al mismo tiempo.

Fue esa «incoherencia política» y la «pérdida de confianza» en las dirigentes de Sumar lo que le hizo dar un paso atrás y no el reconocimiento de la denuncia de la actriz, según manifestó el también cofundador de Podemos en su declaración como investigado ante el juez el pasado jueves.

«Yo no reconozco estos hechos en modo alguno. Esto no es cierto», dijo Errejón sobre el relato de violencia sexual de la denunciante; y ante las dudas del juez de por qué como portavoz de Sumar defendía la idea de que «cualquier testimonio aunque sea anónimo y sea en redes es plena y directamente valido» y «cuando le pasó algo es cuando cambia», contestó: «Señoría, esto pasa a veces en la vida».

El foco en el consentimiento
Las declaraciones de Errejón y Mouliaá el pasado jueves, a cuya grabación ha tenido acceso EFE, dibujaron un escenario radicalmente opuesto sobre lo que ocurrió la noche en la que sucedieron los hechos, en 2021, que se bifurca en un aspecto clave a la hora de determinar si hubo agresión sexual: el consentimiento.

La actriz relató cómo transcurrieron las «tres agresiones sexuales» -en un ascensor de camino a una fiesta, en la fiesta, y después en casa de Errejón- que al principio no identificó como tales pero luego sí. «Me sentí muy humillada, como si se hubiera reído de mi y me hubiera tratado como un objeto», declaró.

Para Errejón, sin embargo, fueron «caricias superficiales, voluntarias y deseadas por los dos, y algunos besos. Y nada más». El exdiputado negó que la actriz se mostrase incomodada o paralizada, sino que todo fue «deseado» y «consentido», y subrayó que en la fiesta estaban los amigos de la denunciante y hubiesen percibido una situación como la descrita.

Precisamente sobre esta última cuestión preguntó el juez de forma insistente a Mouliaá durante un duro interrogatorio: «podría habérselo dicho a sus amigos, podría simplemente haber dicho ‘me quedo en la fiesta, contigo no voy a ninguna parte’. Es raro que no diga nada».

La denunciante dijo sólo recordar cómo Errejón le ponía la chaqueta porque el taxi que les llevaba a su casa estaba en la puerta, y lamentó no entender aún a día de hoy por qué siguió con él.

Un duro interrogatorio a la víctima
Con tono cortante e incisivo, el titular del Juzgado de Instrucción 47 de Madrid, Adolfo Carretero, quiso saber por qué Mouliaá no paró a Errejón, por qué no le reprochó después su actitud y por qué tardó tres años en denunciar.

«¿Pero le dijo que parara?», llegó a preguntarle en una ocasión. «Sí, sí… que estaba muy incómoda», contestó la denunciante.

El magistrado incluso la llegó a espetar: «¿No será que usted quería algo con ese señor, y al no corresponderle ese señor por eso ahora le denuncia, porque ese señor se ha reído de usted?».

Nerviosa e incluso llorando en alguna ocasión, Mouliaá reiteró que dejó claro a Errejón que no quería que la besase ni tocase así, hasta que al final se fue de su casa; luego se lo contó a sus padres y varias amigas y fue al psiquiatra, que le recetó antidepresivos.

Explicó que un psicólogo le dijo que no denunciara hasta que se sintiera con fuerzas, ya que tenía «miedo» del político, y esas fuerzas las encontró el año pasado, cuando vio que varias mujeres habían denunciado anónimamente a Errejón y ella decidió hacerlo con nombre y apellidos.

El magistrado también planteó dudas sobre el testimonio de la denunciante cuando asegura que Errejón la llevó violentamente a una habitación, la desabrochó el sujetador y la tocó, e insiste en por qué no se resistió más activamente y se fue.

Ella contestó que estaba muy ebria y que incluso se planteó si él pudo echarle algo en la bebida».

«¿Usted la vio muy ebria, como dice?», preguntó el juez después a Errejón, que negó que la actriz hubiese bebido tanto. «¿Pero ebria en absoluto; en todo momento sabía lo que hacía?», repitió la pregunta el juez. «Sí», reiteró el exdiputado.

Los mensajes posteriores
Una de las pruebas de descargo que la defensa de Errejón presentará al juez son los mensajes que ambos siguieron intercambiando desde ese encuentro hasta abril de 2023 en redes sociales y que el exdiputado dice conservar, como una mención a un concierto de Silvio Rodríguez.

Mouliaá explicó, a preguntas del juez y de la letrada de Errejón, que siguió interaccionando a algunos mensajes en redes del entonces político, limitándose a contestarle, y más tarde borró varios de esos mensajes por consejo de su anterior abogada.

Añadió que, aunque él le escribió mensajes por Telegram, donde los textos se pueden autodestruir, ella contestó por WhatsApp en al menos una ocasión para que quedara constancia por si denunciaba.

También admitió que llegó a preguntarle a Errejón si conocía a un abogado porque ella iba a divorciarse de su marido, en un «momento de desesperación», un asunto al que también aludió Errejón en su declaración, en la que añadió además que justo ese día supo por la prensa que se archivó un caso por violencia machista contra su exmarido, en el que ella acabó retirando la denuncia.

Tras los interrogatorios, las partes deberán proponer diligencias para seguir investigando.