Feliz Año Nuevo
Pletóricas suelen ser estas fechas tan especiales, cuando ‘casi’ todo el mundo suele hacer una buena criba de lo bueno y lo no tan bueno ocurrido durante todo un año: un balance.
En mi caso, desde siempre, lo positivo ha sobrevolado por encima de lo negativo. Será cuestión de tantas experiencias acaecidas, sobre todo.
Al final, logras sacar siempre hasta la luz que habita en los bordes de la oscuridad, algo donde, desafortunadamente, muchos se encallan o derrumban.
Son fechas de enaltecer el perdón por encima de otras muchas situaciones, e incluso emociones. Y es que solemos ser seres muy emocionales hasta que hay eventos por el camino que, poco a poco, logran quitarnos las gafas de sol de un plumazo y convertirnos, en el mejor de los casos, en seres muy racionales, dejando nuestro ultra-filtrado corazón en manos de una meticulosa selección de personas, amplia, pero muy estudiada.
La repercusión podría ser colosal si se tratase de hechos de carácter social, o socio-cultural por ejemplo, cuando un tropiezo, intencionado, accidental o por omisión, produjese lo que se denomina escándalo en un territorio concreto.
En mi caso, adoro y alabo el perdón como signo y síntoma de real poderío; me refiero, de ser sensibles y empáticos de verdad y, al fin y al cabo, de ser humanos; más aún cuando se trata del sitio donde uno nació; dejando el chivato bien pulsado para, en otra remota ocasión, eso sí, dirigir a cualquier insurrecto, grupo o institución al lugar que procede para aclarar y/o paliar daños o perjuicios objetivos si se corresponde a través de la afamada trayectoria del personal profesional indicado para ello. Para lo demás, ya se encargará la IA de reprogramarnos más adelante en tal caso.
No sé ustedes pero, en mi humilde caso, teniendo ahora mismo mi foco fuera, deseo lo mejor para la que siempre ha sido mi tierra; una tierra donde ese balance social sigue siendo súper positivo independientemente de la actitud negligente, descuidada, caduca o personalista de unos pocos que siempre pretenden ser adalides, a toda costa, de un trozo de tierra al sur de España en un complejo mundial.
Desde fuera de Almería, con enorme corazón y razón hacia la generalidad que uno conoce, les deseo e insto al respeto, conocimiento, superación, mejoría y naturalidad que esa tierra se merece.
Hace años que escribí aquello de ‘Almería, por sus buenas gentes’. Sigan escribiendo y enmarcando la historia de ese genuino legado.
Fran García
(Dj desde 1998)