Hotel mas pequeño del mundo
Soy el propietario del hotel más pequeño del mundo situado en la isla de El Hierro (islas Canarias) y desde hace seis años que vivo aquí.
Compré el establecimiento en 2018 y me transferí junto con mi familia a la isla, creyendo en un sueño que en poco tiempo se convertiría en pesadilla. Al llegar al lugar no sabía nada sobre el mismo ni tenía ningún conocido aquí. El hotel estaba en estado de abandono y tuve que volver a darle vida. En un par de meses abrí el restaurante y gente de toda la isla empezó a venir con asiduidad. Todos los empleados eran herreños.
En varias ocasiones me ofrecieron consumo de cocaína en el restaurante (siempre lo rechacé) hasta que descubrí que clientes y empleados consumían e, incluso, traficaban dentro de mi establecimiento, lo cual me llevó a cerrar la cancela. Desde entonces todo el mundo entra por la puerta principal. Despedí a gran parte del equipo y decidí darle un giro de rumbo al hotel y a convertirlo en un sitio exclusivo. Llegué a ser expulsado de un concurso al que llaman “ruta de la tapa” de manera injusta. Empieza el calvario para mi y mi familia.
En noviembre del 2018 tanto el hotel como el muelle de Punta Grande se convierten en Bienes de Interés Cultural (BIC).
Desde el principio sufro amenazas dirigidas a mi y a mi familia (tengo 3 niñas menores de edad), me han pintado el hotel con frases xenófobas y difamatorias como “cabrón”, “lárgate”, “Davide-mafia-droga”. Se trata de un delito contra el patrimonio del Gobierno de Canarias y toda la isla sabe quienes son los autores, nadie habla y está archivado. Me han pintado la puerta de los garajes de mi casa tres veces y las paradas de guagua (desde mi domicilio hasta el colegio) para intimidar a mis hijas. Todo esto por haber solicitado un informe al Ayuntamiento de Frontera sobre la circulación del muelle Punta Grande. Se aparcaban hasta 30 vehículos dentro del mismo, la gente hacía uso de drogas con música muy alta hasta altas horas de la noche y haciendo botellón.
Tras haber obtenido un informe de la policía local de Frontera que indica que no se puede circular por dicho muelle por no ser apto para la circulación de vehículos, el ayuntamiento posiciona una señal de prohibición. Esta viene cortada tres veces y tirada al agua, además de grafiteada. Los pescadores profesionales se niegan a caminar 70 metros y el alcalde dicta un decreto, cambiando la señal y colocando un letrero justo debajo de la misma en la que se podía leer ‘carga, descarga y actividades autorizadas’. El problema es que desde el cambio de sentido de la señal, entran coches con autorización otorgada por el alcalde pero autorizados y no autorizados a cualquier hora del día, familiares de dichos pescadore ilegales, amigos y gente de todo tipo. Me reúno con el alcalde para saber el motivo de su decisión y me responde que yo vengo de fuera pero que los pescadores tienen familia y perdería un montón de votos.
El 13 de agosto de 2022 celebramos la primera boda de una familia herreña – palmera y a las 22:30, llegando los novios a la celebración, se presentan detrás de los mismos tres patrullas del Seprona de la Gomera y entrando por la cancela de la terraza sin pedir permiso y no por la puerta principal, asustando a más 140 invitados empiezan a preguntar con voz alta, “¿dónde está el dueño?”, todo esto delante de los novios que se ponen a llorar y de invitados como abogados y políticos de la isla de testigos. Cuando me encuentran me dicen que la celebración es ilegal porque no tengo concesión de Costas ni autorización para bodas, elevando una multa de más de 9.000€ que en este momento se encuentra en el contencioso-administrativo de Madrid y otra multa de 800€ hacia mi persona por mal comportamiento hacia los agentes, que llega un año después de lo sucedido.
Todas los hechos relatados los he denunciado varias veces en el cuartel de la Guardia Civil, pero las denuncias no llegaban al juzgado. En septiembre del mismo año de la celebración de la boda, a través de un coronel del ejército y su esposa, abogada, consigo una cita con el coronel Tienda, en aquella época la máxima autoridad de la guardia civil en la provincia de Sta. Cruz de Tenerife. El mismo coronel Tienda, estando como testigos el primer coronel citado y su esposa abogada, dice que el agente del Seprona que interviene la noche de la boda es conocido por actuar como un talibán. Admite que, si hubiera sido el caso de actuar, podrían haber intervenido antes, mientras se montaba todo, no durante (los novios lloraban y la gente no se explicaba qué sucedía). El mismo coronel Tienda me pide disculpas. Cuando tocamos el tema de las denuncias desaparecidas, el coronel Tienda llama a un capitán responsable de todos los cuarteles de la provincia de Sta. Cruz de Tenerife. El capitán responde que es imposible pero que lo averiguará. Días después, al juzgado de Valverde llega una caja con un montón de papeleo y en el medio de este aparacen mis denuncias. Como testigo está una funcionaria, la Sra. Raquel, que conoce de esta historia todos los particulares desde el principio. La misma Raquel, en una ocasión y delante de mi, llama al cuartel de la guardia civil por teñéfono para preguntar por el paradero de mis denuncias. El agente le responde “mándame al italiano para acá” ya que son edificios que se encuentran uno al lado del otro prácticamente. Me presento allí y me dicen que ellos son el primer filtro hacia el juzgado y que ellos deciden que mis denuncias no van a ningún lado y las archivan directamente.
En una ocasión, uno de los pocos guardias civiles que hay en la isla, me dice que me tengo que acostumbrar a la idiosincrasia herreña. Yo le respondo que estamos en España y que él se debe a la bandera que lleva en su uniforme. Lo denuncio y lo archivan.
En esta isla la gente está acostumbrada a vivir de subvenciones. El Cabildo las concede por cualquier motivo, empujando así a la población a no trabajar. También el consumo de cocaína es algo muy extendido. Empiezan desde los 14 años. No se trata de consumos esporádicos, se trata de una verdadera invasión. Hay muchísimos traficantes de medio pelo extendidos por todo lo largo y ancho de la isla. Las autoridades no hacen nada. Prefieren a la gente drogada y con la boca cerrada a cambio de pequeñas subvenciones. Muy posiblemente las mismas fuerzas y cuerpos de seguridad del lugar estén implicados.
Hay tres “discotecas” en la capital de la isla, Valverde. El consumo de cocaína es aberrante pero al menos en las frecuentadas por adultos se esconden en los baños y lo hacen de una manera más discreta. En la que es frecuentada por menores de edad, el consumo se efectúa en la misma barra del establecimiento. De esta manera los niños se sienten “mayores”. Nadie hace nada ni dice nada. La entrada es para mayores de edad pero la gran mayoría son niños y también consumen bebidas alcohólicas.
En los innumerables eventos y fiestas populares los menores de edad pueden adquirir bebidas alcohólicas y ni los policías municipales ni la guardia civil lo impiden.
Habría que hacer una investigación exhaustiva en esta isla. Las subvenciones. No hay control y se sabe que mucha de la gente que las recibe no cumple con los requisitos a cumplir para poder recibirlas. A esto se le llama corrupción y clientelismo.
Los herreños están acostumbrados a este estilo de vida. El lema es que ‘lo que pasa en El Hierro se quede en El Hierro’. Ocurren muchas cosas extrañas aquí y los medios de comunicación locales no hacen eco de lo que ocurren, con lo cual se convierten en cómplices directos y corruptos.
El 10% de la población del El Hierro trabaja para el Cabildo y otra buena parte para empresas relacionadas con el gobierno de la isla y con las ilegalidades. La gente sabe la verdad del funcionamiento del sistema corrupto pero se calla por miedo a ser despedidos, perder subvenciones y no volver a poder trabajar.
El nivel de consanguinidad existente en esta isla es muy elevado. La población es escasa con lo cual, anteriormente los ciudadanos se mezclaban entre ellos siendo familia. Hay cuatro ó cinco apellidos. Esto es contraproducente para que la isla se convierta en un lugar en el que prime la legalidad, la justicia y la igualdad para todos. Al ser familia entre ellos nadie habla y todo se cubre. El día que la caja de Pandora se abra, buena parte de la isla irá a la cárcel.
El 15 de febrero de 2024 ocurre algo terrible. La cacatúa del hotel cae en el mar con olas de hasta tres metros. Mi empleada Elizabeth Ramírez Villamizar se lanza para salvarle la vida, cae rápidamente en pánico y yo me veo obligado a saltar al agua y a salvarle la vida a ella. Soy un muy buen nadador y, aunque las olas son gigantes, nado mar adentro hacia la zona en la que las olas no son tan fuertes pero he de luchar contra la fuerte corriente. La chica está aterrorizada. Ambos asumimos que, visto que no hay nadie en los alrededores, vamos a morir. Tras varios minutos aguantando la fuerte marea los únicos huéspedes que se hospedan en el hotel se asoman a la ventana y llaman al 112, servicio de emergencias pero tienen mucha dificultad para comunicar lo que está pasando pues el teleoperador no habla inglés. El helicóptero llega a salvarnos tras más de 45 minutos. Elizabeth se encuentra exhausta. Yo cansado pero ambos sanos y salvos a pesar de que ella ha tragado agua. Le entrego al rescatador a mi empleada sin un rasguño y la suben al helicóptero. Pasa mucho tiempo hasta que regresa a por mi otro rescatador diferente y mientras tanto las olas me siguen arrastrando fuertemente hacia las rocas y me veo obligado a bucear varios minutos debajo del agua para evitar impactar. Finalmente cuando voy a salir por mi propio pie llega el otro rescatador y me sube. Veo a Elizabeth convulsionando y echando una especie de espuma blanca por la boca. Pregunto y me responden que se ha hecho daño en una mano pero no me doy cuenta de la realidad. Al llegar al hospital de Nuestra Señora de los Reyes de Valverde y tras varias peticiones al personal sanitario llego a saber que durante el rescate le han amputado gravemente un dedo de la mano, roto otros dos y que está en estado muy grave por haber tragado también agua y perdido mucha sangre. La trasladan el mismo helicóptero al Hospital de la Candelaria y allí la intervienen en una operación que dura más de 6 horas. Afortunadamente le salvan la vida. Al día siguiente llamo por teléfono a uno de los rescatadores para agradecerles su labor y les pregunto qué fue lo que pasó con la mano. Me responde que va a poner el altavoz, que los cinco rescatadores que estaban en el accidente están escuchando y que ellos declararán ante quien haga falta que Elizabeth salió ya herida del agua. Se me acaba la paciencia y decido empezar una guerra contra la corrupción de la isla en general, la misma que permite que un grupo de rescatistas del GES mienta deliberadamente y me diga en mi propia cara algo tan aberrante y después de haber arriesgado mi vida. Me siento en una verdadera república bananera.
El mismo día del accidente, mientras mi esposa y yo estamos esperando fuera del reparto de urgencias del hospital a que nos den noticias sobre el estado de salud de Elizabeth, llega la misma patrulla de la guardia civil que miraba lo acontecido sin hacer nada. Se acercan a nosotros y les digo que no hacen bien su trabajo. Mientras yo estaba en el agua no fueron capaces ni de tirar el salvavidas que estaba amarrado a la barandilla de acero en el muelle en frente del hotel. Me amenazan con llevarme esposado, les digo que se alejen de mi. Una semana después llega una multa de 200€ por mi mal comportamiento hacia ellos. No sé a quién le puede parecer normal algo así. Hacía apenas media hora estaba en medio del océano a punto de ahogarme junto con mi empleada y en estado de shock y ellos vuelven a cebarse conmigo. Casualmente, uno de los agentes fue el que en su día me dijo que yo tenía que acostumbrarme a la idiosincrasia herreña.
Las televisiones locales no se hacen eco delo sucedido aquel día. La noticia se escribe el un pequeño diario con toda una serie de incorrecciones. La TV Canaria y española en El Hierro también son corruptos y manipulan la información. Ayudan a que lo que pasa en El Hierro se quede en El Hierro.
Me pongo en contacto con el Presidente del Cabildo, con el alcalde de Frontera y a nadie parece importarle lo que ha ocurrido. Llevo seis años solicitando al ayuntamiento de Frontera que reformen el muelle de Punta Grande y se pongan las medidas de seguridad que por ley corresponde al ser una zona de baño en verano. Como siempre, en esta isla es más importante ocuparse de todas los eventos, fiestas y demás celebraciones que de lo que realmente importa.
Decido, a modo de manifestación y rechazo, exponer una serie de pancartas que hablan de la mafia de la idiosincrasia herreña, de la corrupción y de la república bananera en la que vivimos. Uno de los carteles lo cuelgo en el hotel. El Cabildo no demora en multarme sin indicar el importe. Para eso sí se dan muchísima prisa aunque yo esté ejerciendo mi derecho a la libertad de expresión.
El ayuntamiento de Frontera escribe el sus redes sociales que se van a tomar medidas legales, ya sean civiles que penales, en contra de mi persona pues he faltado al respeto al entero pueblo herreño por decir nada más y nada menos que la verdad, también en mis redes sociales. Son clientelistas. Jamás se han pronunciado de esa manera cuando mi familia y yo hemos sido atacados y ofendidos con las pintadas que he nombrado anteriormente. El mismo consejero de… me dijo un día que si el hotel hubiera sido suyo, nada de todo lo que aquí relato habría ocurrido porque yo soy italiano y él herreño.
He interpuesto en el Juzgado de Valverde numerosas denuncias que no sé si llegaran a buen puerto. En contra de quien recibe subvenciones de manera ilegal, de quien construye sin ningún tipo de permiso en lugares en los que no se puede, del estado de los animales de la isla y el maltrato que los mismos reciben, de la dejadez y prevaricación de las fuerzas y cuerpos de seguridad ya que aquí son todos familia y cierran los ojos ante cientos de ilegalidades que se llevan a cabo día tras día.
Es norma en esta isla que la gente carezca de permiso de conducir pero que aún así transiten con vehículos a la luz del día. Muchos no tienen la ITV en regla ni seguro de accidentes.
Existen grupos de whatsapp muy numerosos en los que se avisa cada vez que llega cualquier tipo de control. Puede ser de la guardia civil de tráfico, inspecciones de trabajo ó todo lo que venga de fuera.
No hay normas de seguridad en las obras de construcción. Ya ha muerto alguna persona pero arriesgan verdaderamente la vida.
La mayor parte de los trabajadores carecen de contrato de trabajo. Si lo tienen no reciben la cantidad de dinero que les corresponde. Firman nóminas pero reciben menos cantidad y hacen horas extras que no son remuneradas.
Los ganaderos reciben numerosas subvenciones pero si se hicieran inspecciones para ver el estado de los animales se comprobaría que no cumplen con ninguna de las normas que deberían. El Seprona no hace su trabajo. Los políticos compran votos de esta manera y a esto se le llama clientelismo.
En frente del Hotel Puntagrande, en el océano, existen numerosos fondeos ilegales que atentan contra el medio ambiente. Los pescadores que desde mayo hasta septiembre ejercen sus funciones aquí en frente, lo hacen de manera ilegal. Tengo correos electrónicos provenientes de Costas en los que ellos mismos admiten la ilegalidad de dichos fondeos pero el alcalde de Frontera hace caso omiso y da permisos para estacionar a pescadores profesionales que no cumplen con los requisitos sanitarios para transportar el pescado.
Los pescadores se han encargado de hacerme la vida imposible desde el principio. Han arrojado vísceras de pescado en la terraza del hotel, han puesto anzuelos profesionales para pesca pesada en la entrada de mi domicilio por donde mis hijas, y otro vecino con los suyos, pasan con mucha frecuencia. Me han amenazado de muerte. Lo han hecho en las redes sociales (no sólo los pescadores sino muchos vecinos) y, buscando paz, me he echado atrás el día del juicio tras haber denunciado. Lo han hecho recientemente delante de numerosos testigos y persiguiéndome con su coche. Ya lo he denunciado.
Por último hago un APELO a quien crea que esto es digno de investigar y crea en la justicia. He resumido bastante todo lo acontecido durante 6 larguísimos años y nada cambia, cada vez es peor y estamos en el 2024. He transformado el Hotel Puntagrande en un lugar de lujo y lo he colocado en los principales puestos de hoteles más bonitos del mundo. Aquí no importa lo bueno que hagas, importa que entres en el juego de ellos y te quedes calladito. Su problema es que yo no trabajo ni para el Cabildo ni para ninguna empresa comprometida. ¡A mi no me van a callar!