Japón aprueba nuevo plan energético con renovables como mayor fuente y dependencia nuclear

Japón aprueba nuevo plan energético con renovables como mayor fuente y dependencia nuclear

18 de febrero 2025/Agencias
El Gobierno japonés aprobó este martes su nuevo plan energético para los próximos 5 años, que por primera vez marca el objetivo de que las renovables supongan la mayor fuente de producción del país hacia 2040 y que busca aprovechar al máximo la energía nuclear hasta llegar casi al nivel previo al accidente de Fukushima.

El nuevo plan básico de energía aprobado por el Consejo de Ministros establece el cupo de cada tipo de energía en el mix del país de cara a su ejercicio fiscal de 2040, cuando aspira a que las energía renovables, como la solar y la eólica, representen entre el 40 % y 50 % del total, la energía térmica aproximadamente entre el 30 % y el 40 %, y la nuclear alrededor del 20 %.

En el plan energético anterior, elaborado en 2021, Japón preveía que la proporción de las renovables oscilaría entre el 36 % y el 38 % para 2030, una proporción que ahora ha revisado al alza para postularla como su principal fuente energética por primera vez, aunque el nuevo documento elimina la referencia textual incluida previamente por el Ejecutivo de que priorizaría estas energías.

El nuevo plan descarta, además, la referencia textual a «reducir la dependencia de la energía nuclear tanto como sea posible» que venía incluyendo sistemáticamente desde el accidente en la central nuclear de Fukushima de 2011 y, en su lugar, señala que se maximizará el uso de la nuclear junto a las renovables, manteniendo el porcentaje en torno al 20 %, casi el nivel previo al incidente.

En el ejercicio fiscal de 2023, el porcentaje de la producción energética a través de la nuclear en el país asiático se situó en el 8,5 %, según datos del Gobierno.

Para lograr su objetivo atómico, Japón estima que tendría que tener unos 30 reactores operativos. Actualmente, el archipiélago cuenta con 14 reactores activos, 19 suspendidos y 2 en construcción, mientras que 27 han sido apagados o están en desmantelamiento, según datos del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

El país asiático entró en un ‘apagón nuclear’ tras Fukushima y endureció sus medidas sobre la operación de los reactores, como la reducción de su vida útil o el abandono de construir nuevos o reemplazar los antiguos, pero ya en 2015, ante la enorme dependencia energética de las importaciones, planteó el refuerzo de la nuclear.

En años recientes, los problemas de abastecimiento ligados a conflictos internacionales como la invasión rusa de Ucrania han llevado a Japón a revisar su política nuclear, lo que incluye extender la vida útil de reactores antiguos si cumplen ciertos requisitos.

En este contexto, el director general del OIEA, Rafael Grossi, iniciará este martes un viaje de tres días a Japón durante el cual visitará la central nuclear de Kashiwazaki Kariwa, considerada la mayor del mundo por capacidad, y que permanece a la espera de ser reactivada desde el apagón pos-Fukushima.

Grossi también visitará la accidentada planta de Fukushima Daiichi en el marco del compromiso del OIEA para supervisar a largo plazo el vertido controlado al mar de agua contaminada y depurada de esas instalaciones nucleares, un paso clave para su proceso de desmantelamiento.

La nueva estrategia energética nipona contempla también la flexibilización de las condiciones para la reconstrucción de las centrales nucleares que vayan a ser desmanteladas, así como para fomentar el desarrollo de reactores de próxima generación.

El nuevo plan responde a la necesidad de «mantener una oferta estable a la vez que se fomenta el crecimiento económico», dijo hoy el portavoz gubernamental, Yoshimasa Hayashi, en rueda de prensa.

El país asiático prevé que la demanda de electricidad aumente en el futuro por factores como el auge de la inteligencia artificial.

El Gobierno japonés aprobó también este martes sus nuevos objetivos en materia de cambio climático, con el compromiso de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 60 % para el ejercicio de 2035 y en un 73 % de cara al de 2040.