PAGAR POR LA VIDA DE DANI ALVES.

Ya no es noticia que Dani Alves ha salido de la cárcel. Pues anda que no nos han dado la tabarra en los medios de comunicación. Y yo, que mi deporte favorito es hacer de abogado del diablo, y me distrae darle vuelta a las cosas, siempre saco conclusiones que hasta yo creo cuestionables. Por un lado, casi todos nos hemos puesto del lado del dolor. El que sufrió la chica que fue violada. Ese que no querríamos que ninguna de las mujeres de nuestra familia tuviera que sentir nunca. Y se hicieron cientos de campañas mediáticas para crucificar al culpable con el alabado fin de que la sociedad se conciencie de que eso no puede volver a ocurrir y de que los jóvenes crezcan sabiendo que esas actitudes no se pueden consentir. Hasta ahí, todo genial.

Pasaban las semanas y los meses y, algunos, ya, se atrevían a decir que las culpas son de las chicas que van provocando. De verdad que lo he llegado a leer. Hasta yo, en mi juventud, me llevé alguna bofetada que otra. Pero, ahora, como sociedad hemos crecido en igualdad (aunque todavía quede camino por recorrer). Y yo, como persona, he madurado lo suficiente como para saber dónde están los límites. Y esas cosas las hemos conseguido viendo este tipo de casos. Pero el culpable de la violación no está en la cárcel. Algo estamos haciendo mal.

Primero, la consabida y puesta en el candelero frase de: “hay dos justicias, la de los ricos y la de los pobres”. Y cierto. “Si pagas sales de la cárcel”, solo está reservada para los más pudientes. Hoy, leo perplejo que el dinero con el que se pagó la fianza para que el exfutbolista pudiera salir de prisión lo pagó, como adelanto de las ventas, una conocida revista brasileña. A mí, de primera, se me antoja llamarles CÓMPLICES (sí, en mayúsculas). Pero, todos esos pobres que piensan que la justicia no es igual para los ricos que para ellos que compren esas revistas, también son cómplices de dos hechos demostrados: primero, de que la justicia de los ricos salga victoriosa con su aportación a las ventas a la revista y, segundo, de que el violador esté en la calle gracias a ese dinero. Así que no me vengan con la doble moral, porque, al fin y al cabo, los que han conseguido que Dani Alves esté libre y paseando por la ciudad son todos lo que van a pagar el canon de pensar que, saber de la vida de este personajillo es imprescindible para sus vidas. 

 

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