Silbo Gomero, patrimonio del mundo

Casimiro Curbelo

La UNESCO fijó su atención hace ya quince años en un lenguaje silbado articulado único en el mundo. Entonces, La Gomera inició un camino sin retorno para que este bien patrimonial recibiera la máxima protección internacional por sus singularidades y se convirtiera, desde entonces, en un orgullo para la sociedad gomera, que vio como el esfuerzo y la habilidad de sus antepasados para romper las barreras de la geografía eran reconocidos por la Humanidad.

La necesidad de comunicar cuando la telefonía era una utopía y el desarrollo tecnológico actual era impensable, fue el principal motivo para que el Silbo Gomero naciera. En esta isla de bellezas culturales y patrimoniales, supieron cultivar el arte de moldear un lenguaje que se ajustara a las necesidades de entonces y, sin saberlo, lograr sobrevivir durante siglos al paso del tiempo, gracias a hombres y mujeres que fueron los primeros portadores de un rico patrimonio inmaterial que es evidencia de la sabiduría y el esfuerzo.

Hay un refrán popular que dice que lo que no se cuida, se pierde; que lo que no se protege, se rompe; y lo que no se trabaja, no se logra. En estas tres frases podemos condensar lo que fue, es y será el Silbo Gomero para esta isla. Y lo más importante, los desafíos a los que este lenguaje silbado se ha enfrentado en estos tiempos.

Celebrar el quince aniversario de su declaración por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad es síntoma de que este lenguaje sigue vivo. Que esta herramienta de comunicación ha logrado perdurar en el tiempo como un árbol robusto que fue echando sus raíces hasta brotar. Pero bien es cierto que la fortaleza de la que hoy goza partió del esfuerzo y dedicación de gomeros con nombres propios que se empeñaron a finales del pasado siglo en enseñar este lenguaje para evitar su muerte.

Hay que reconocerles, a quienes aún están con nosotros, y a quienes ya no se encuentran, la valentía que tuvieron para proyectar la formación de este patrimonio. Primero, como espacio de aprendizaje extraescolar y, desde 1999, como parte de la asignatura de Lengua Castellana, hasta el segundo ciclo de la enseñanza secundaria. Me atrevería a decir que este paso ha sido determinante para que este árbol goce de buena salud.

Y en este camino han jugado un papel destacado tanto la Comunidad Portadora como la Asociación Cultural Silbo Gomero y los monitores que se han formado durante este tiempo para seguir enseñando. A todos ellos, desde las administraciones públicas, les hemos agradecido el incansable trabajo, dedicación y preocupación que siempre tienen para proteger, promover y divulgar este lenguaje.

Pero este trayecto, no exento de inconvenientes, también ha servido para exponer al mundo que este lenguaje es único y, al mismo tiempo, de toda la Humanidad. El Silbo Gomero no es solo de La Gomera, es también de Tenerife, de Gran Canaria, de Fuerteventura, de Lanzarote, de La Palma, de La Graciosa y de El Hierro.

Y esto hay que repetirlo cuantas veces sea necesario, porque en estos últimos tiempos hemos sido testigos de intentos caprichosos de adulterar este patrimonio, sin tener rigor científico ni académico alguno, además de ir en contra de lo que el propio Estatuto de Autonomía dice del Silbo Gomero, además de la Ley de Patrimonio Cultural de Canarias. Pues se intenta confundir lo que es un lenguaje articulado silbado como el Silbo Gomero con otras manifestaciones culturales.

Toca seguir remando, seguir sumando y, lo más importante, seguir protegiendo y divulgando. Los gomeros y las gomeras tenemos la suerte de tener este lenguaje articulado, y nuestro compromiso con él siempre será firme y decidido.